Francisco Delgado Morales – ATTAC Andalucía
Llegado este momento de crisis política, económica y legitimidad democrática que estamos sufriendo en España, el Gobierno ha dado un paso adelante en su discurso político. Ya no se pide comprensión a la ciudadanía excusándose en toda clase de eufemismos que atenúen el impacto real de las medidas aprobadas (Ver Neolengua popular del diablo). Desde hace un tiempo prima en su argumentario el “estás conmigo o contra mí”. Y claro, todo lo que está contra mí es tratado de antidemocrático, rojo extremista, radical, antisistema, irresponsable y cualquier otro calificativo que pueda poner de relieve lo “excesivo” de la postura contraria frente a la supuesta “mesura y moderación democrática” del Gobierno.
En este sentido, esta semana nos hemos desayunado unas manifestaciones del Ministro Wert en las que calificaba de “extrema izquierda radical y antisistema” la huelga de alumnos y la CEAPA. Estas declaraciones se vieron completadas con las del Portavoz del PP, Alfonso Rojo, que comparaba a los padres con Batasuna. Para explicar la naturaleza de la huelga en el sector educativo afirmaba que “Yo cuando iba al instituto, las huelgas las organizaban los de Batasuna”. Estos despropósitos suponen un colofón que articula un discurso en el que los Profesores son vagos y privilegiados por trabajar de acuerdo con sus condiciones contractuales, los padres unos irresponsables por apoyar la defensa de la educación pública que hace sus hijos que, a su vez, son unos antisistema.
Este desprestigio y criminalización de la protesta social ya la habíamos visto recientemente entre las filas populares. Quizás la más sonada fue cuando la Thatcher de la Mancha, Dolores de Cospedal, tildó de golpista la manifestación 25-S “La última vez que yo recuerdo que se rodeaba y se tomaba el Congreso fue con ocasión del intento de golpe de Estado”. La Delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes no le fue a la zaga cuando afirmó sobre que l 25-S que se trata de un “comportamiento que tiene que ver mucho con el golpismo”.
Efectivamente, desde esta perspectiva, el Partido Popular emerge como salvaguarda de la democracia frente al extremismo del rojerío antisistema. No obstante, lo que muestra es todo lo contrario. El discurso de un partido que sólo entiende la democracia como el ejercicio de votar cada cuatro años. De hecho, Fátima Báñez dice que la soberanía nacional reside en el Congreso y no en el pueblo como establece la Constitución (Artículo 1.2 de la Constitución Española: La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado). Está afirmación, más producto de la ignorancia que de la intención (¿Donde está el Gobierno de los más preparados que decía Rajoy?), en la práctica se convierte en una forma real de entender la democracia. Así, esta forma de entenderla la convierte en una democracia muerta, inmóvil, orgánica (¿les suena?), sólo propia de un partido que no la comprende, que le es ajena y que, en realidad, la usa como instrumento para la obtención del poder y no como modelo de participación, convivencia y organización de la vida social, económica y política del Estado. De ahí que una vez obtenido el poder, y teniendo el refrendo de una elecciones, se sienta democráticamente legitimado para hacer todo lo que esté en su mano para conservarlo. De esta manera todas las manifestaciones y protestas sociales deben ser controladas, como ya dijo Cifuentes respecto a “modular” el derecho de manifestación (“La ley es muy permisiva y hay que modular el derecho de manifestación”).En esta misma línea nos hemos encontrado con la última propuesta del Director Gral de la Policía, Ignacio Cosido, de prohibir la toma de imágenes de policías cuando estén trabajando. Estas medidas no son sino dos formas de censura que limitan la libertad de información, de expresión y de reunión de los ciudadanos, atentando contra derechos fundamentales que nos acercan peligrosamente a un régimen más totalitario que democrático y que trata a la ciudadanía como si fuéramos un rebaño de ovejas, por más que se pueda elegir cada cuatro años a nuestros gobernantes en supuesta libertad.
Es en estas propuestas de medidas y declaraciones en las que realmente se puede detectar el verdadero corpus ideológico real sobre el que se asienta el discurso del partido en el Gobierno que se hace extensivo a otros ámbitos. Así, José Manuel Castelao (presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior) afirmaba que Las mujeres, están para violarlas (“Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”), lo que complementan las anteriores de Ruiz Gallardón sobre las mujeres, la maternidad y el aborto: “La maternidad libre hace a las mujeres auténticamente mujeres”, mostrando la sensibilidad y naturaleza ideológica del PP respecto a la mujer.
Una ideología que tiene sus raíces en la España más rancia y cañí como puede apreciarse en la declaraciones de Wert sobre la “españolización de alumnos catalanes”, y en las que la religión tiene un importante lugar aportando un toque berlangiano y de pandereta como cuando Fátima Báñez se encomienda a la virgen del Rocío para luchar contra el desempleo (“la sociedad española luchando para salir cuanto antes de la crisis, para volver al crecimiento y volver a la creación de empleo, de la Virgen, un capote siempre llega…”).
Esta mezcla totalitaria, machista, españolista y catolicista meapilas muestra además una desconsideración absoluta hacía la ciudadanía en general y los más necesitados en particular (véanse recortes educativos, sanitarios, dependencia…) que, por poner un ejemplo, podría resumirse en una misma escena dividida en 3 actos:
1) Cuando Rajoy afirmaba recortar prestaciones por desempleo para animar la búsqueda activa de empleo (“Revisaremos el modelo de prestaciones por desempleo garantizando que no generen efectos desincentivadores de la búsqueda de empleo”)
2) El corolario de aplauso, casi ovación, de la bancada popular.
Y 3) El mayor exabrupto de la historia de nuestra democracia cuando, en sede parlamentaria, la Diputada Andrea Fabra espetó el conocido “que se jodan” en referencia a las personas en desempleo, enseñando su verdadera cara hooliganista, soberbia, altanera y de desprecio por el pueblo.
Y todo está ocurriendo con el supuesto apoyo de una “inmensa mayoría silenciosa” a la que recurre el Gobierno en busca de legitimidad social. Está en nuestras manos pertenecer al rebaño de ovejas populares o actuar responsablemente como ciudadanos y ciudadanas. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
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Vía:http://www.attac.es/2012/10/27/ovejas-populares/
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