2/5/2014
Daniel Fuentes Castro
Si los productos de nueva temporada, y los que aún no se han fabricado, son más caros hoy que mañana... ¿para qué precipitarse a comprar?
Imagine por un momento que las rebajas comenzasen ahora mismo y que su duración fuese indefinida. Imagine también que, en lugar de limitarse a los productos de la temporada que termina, estas rebajas incluyesen los productos de nueva temporada. Puestos a pedir, las rebajas no estarían limitadas al stock de productos que almacenan los comerciantes sino también a los productos que aún no se han fabricado. Además de rebajar los bienes de consumo, se rebajarían también los servicios y, por qué no, los bienes de inversión (maquinaria, pisos, etc.). Y, por supuesto, se rebajarían las rebajas.
Pues bien, esas rebajas serían algo muy parecido a la deflación y, lejos de constituir una buena noticia, deprimirían la actividad económica y nos abocarían a una nueva recesión.
La deflación supone un estímulo al consumo, al menos en el corto plazo, pero sus efectos beneficiosos sobre la reactivación económica se diluyen en cuanto se tiene en cuenta el papel de las expectativas sobre la inversión y sobre el propio consumo, y los efectos de la deflación sobre el endeudamiento. La experiencia japonesa, consecutiva al boom inmobiliario de los años 90, constituye la experiencia más reciente (y temida) de lo que supone entrar en una espiral deflacionaria.
El hecho de que, a diferencia de las rebajas, la deflación no tenga una duración definida (o sí, pero no la conozcamos) tiene un efecto importante en nuestro comportamiento. Piense, por ejemplo, en la inversión inmobiliaria. Cuando el precio de la vivienda crecía desbocado, se trataba de comprar antes de que fuese todavía más caro (lo que, por otra parte, pensábamos que nos aseguraba una futura plusvalía). Ahora que los precios de la vivienda caen, sin expectativas de revaloración a corto plazo, la estrategia es esperar para comprar todavía más barato. Algo similar sucede con los proyectos de inversión empresarial, muchos de los cuales se pospondrían en caso de deflación.