Estos últimos años los pagos que las farmacéuticas han tenido que hacer como resultado de los juicios interpuestos por los gobiernos al descubrir que las compañías habían violado la ley han ido aumentado, así como las compensaciones a los usuarios que han sufrido daños por utilizar sus productos. Como veremos, parece ser que el incremento no es suficiente para disuadir a las empresas de sus conductas.
En 2004, Pfizer llegó a un acuerdo con el gobierno de EE UU y pagó US$430 millones por la promoción engañosa de Neurotin, su medicamento anticonvulsivo; y Serono aceptó pagar US$704 millones por promover fuera de etiqueta la venta de Serostim (somatropin) para el síndrome de emaciación de Sida, una hormona sintética aprobada para el crecimiento. En 2007, se comprobó que Purdue Pharma había afirmado que su medicamento Oxycontin era menos adictivo que otros para el dolor, lo que acabo en una multa de US$634 millones. El mismo año, Bristol-Myers Squibb recibió una multa de US$515 millones por varias infracciones pero la más grave fue por Abilfy, un antipsicótico atípico aprobado para la esquizofrenia y el desorden bipolar de adultos, pero no para niños, adolescentes ni pacientes geriátricos, y la FDA específicamente prohibió su uso para la demencia: Bristol-Myers Squibb violó todas las restricciones [1].
La escalada de pagos por compensaciones siguió en la década del 2000. Merck pagó a los enfermos (o sus familias) que sufrieron graves daños incluyendo la muerte un total de más de US$4.000 millones [2] y en 2009 Pfizer llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia que le costó US$1.300 millones por promover Bextra, un medicamento aprobado para la artritis, como medicamento multiuso para el dolor. El Departamento exigió un pago alto porque en 2004 Pfizer se había comprometido al aceptar el acuerdo extrajudicial de Neurotin a no volver a promover medicamentos fuera de etiqueta; subsecuentemente el gobierno descubrió que Pfizer de una forma descarada ya en 2004 había empezado a buscar nuevas formas de vender Bextra fuera de etiqueta. También en 2009, Eli Lilly resolvió la acusación del Departamento de Justicia fuera de la corte con un pago de US$1.415 millones por promover Zypresa, un medicamento aprobado para la esquizofrenia y el desorden bipolar, entre médicos de atención primaria [1].
En la nueva década, las multas y pagos de las farmacéuticas siguen a buen ritmo. Merck recibió una multa por Vioxx de US$950 millones en 2011. A principio de 2012, Abbot Laboratories aceptó pagar US$1.600 millones. También en 2012, GlaxoSmithKline (GSK) terminó llegando a un acuerdo por la promoción fuera de etiqueta de Paxil, Wellbutrin, y Avandia y por reclamos relacionados con la seguridad de los medicamentos de US$3.000 millones [3].
De acuerdo a Staton y Palmer, entre 2003 y 2012, el valor del total de los 11 acuerdos que más han pagado para evitar juicios suma US$11.000 millones [1] y esta cantidad no incluye cantidades más pequeñas como el pago de Novartis por promover ventas fuera de etiqueta de Trileptal [4], los US$435 millones que pagó Schering-Plough por el acuerdo sobre Cephalon [5], los US$430 de multas pagadas por Pfizer por Neurotin y otras, que en total constituyen para el 2003-2012 un total de cerca de US$14.000 millones [1].