30/5/2015
Estoy harto de oír a Esperanza Aguirre y sus
sandeces de niña prepotente y desagradable. Estoy harto de verla y oírla insultar a
todo aquel que no piensa como ella. Estoy harto de que sigan (ella y todo el PP
en masa) insistiendo y metiendo el miedo en el cuerpo a quienes no les han
votado. Estoy harto de que nos tomen por idiotas al resto de ciudadanos y que
no se cansen de decirnos, como su única verdad, que si gobernara Podemos (qué es lo único que les preocupa, en lugar de estar preocupados por la corrupción instalada en su partido), aquí no volveremos a poder votar libremente,
que se acabara la democracia, y poco menos que nos cortaran las cabezas a quien
no sea del PP como partido salvador. Cuando realmente, y por lo que vemos a
diario, su partido está corrupto hasta las entrañas y no paran de salir casos
de corrupción a diario. Eso les debería de dar miedo a ellos, pero como no
tienen vergüenza no les preocupa lo más mínimo.
Estoy harto de oír referencias a Venezuela, a
Eta, y lo último, dicho por una ex ministra, a ISIS.
Pero no estoy harto solo de ella por sus últimos
días de locura. Estoy harto de oír decir también a los grandes empresarios de este
país y al presidente de la patronal, que ojito con las nuevas formaciones porque si
gobiernan peligra la economía. ¿La economía de quien? La suya será, la de
sus empresas que son las que se reparten los grandes contratos que les proporciona el estado;
no creo que ese miedo lo tengan y les preocupe a las pymes y los autónomos, cuando ellos están desprotegidos por la patronal.
Lo único que temen estos magnates, con más poder que el mismo presidente del gobierno, es que si
llegasen a gobernar (los nuevos, según ellos), lo único que a ellos les podría
pasar es que le quiten de las manos obras que tienen pendientes de proyectos
multimillonarios a los que solo les falta la aprobación final.
El miedo se lo
deberíamos tener nosotros a estas personas que han campado a sus anchas hasta
hoy. El miedo se lo deberíamos de tener a ellos porque no cambie nada y estos
intocables sigan haciendo lo que tanto beneficio les ha aportado solo a ellos.
El miedo no es que gobiernen los nuevos, el
miedo son ellos, los que han estado instalados en el poder y sin ningún control
por parte de quienes han estado en la oposición, les han permitido y dado todo
lo que han pedido estos grandes empresarios con el visto bueno de los gobiernos
de turno, y ese es el único miedo que tienen, que les quiten privilegios.
Que salga Villar Mir, o Juan Rosell, hoy Ana
Palacio, o cualquiera de estos negociadores de palco de futbol en esos
desayunos amañados, a decir que cuidado con lo que viene, cuidado que no volverá
a haber democracia, cuidado con estos comunistas, cuidado con estos que tienen
relaciones con Eta o Venezuela, refleja el nerviosismo entre estos grandes
magnates de la obra pública.
Saben que los nuevos no se lo van a poner igual
de fácil que sus amiguetes de siempre. Saben que va a haber mucho más control de
ahora en adelante con las adjudicaciones millonarias y eso les preocupa mucho.
No oigo manifestarse a los pequeños empresarios
con el discurso del miedo porque bastante tienen con sacar adelante su pequeña
empresa; que no deberíamos de olvidar que son los que realmente mueven la economía
del país. Estos no hablan de miedo, estos hablan de despropósitos, de los
favores que tienen los grandes frente a ellos. De lo injusto de tener que
tributar el doble, o quizás más que lo hace una gran empresa del IBEX.
Cambien el discurso del miedo porque ya no les va a funcionar y acepten la realidad.
Dejen que seamos libres para pensar por nosotros mismos y que nos equivoquemos
sin que nadie nos incite a decidir. Somos mayores. Olvídense del discurso
fatalista del miedo porque ya no nos asustan y ustedes voten cuando
haya elecciones a quien quieran, pero dejen a los demás elegir por ellos
mismos.
Ya está bien de monsergas que somos mayores como sociedad, hemos
crecido y leemos y vemos cosas que ustedes no quisieran, pero las vemos. No nos
dejamos llevar por el fatalismo impuesto por los medios generalistas. Tenemos otras
fuentes donde informarnos que son más realistas y mienten menos que las que a
ustedes les hacen la pelota.
La gente no es tonta y está perdiendo ese miedo
que nos quieren contagiar a cualquier precio y con cualquier ocurrencia dicha
por maniáticos egocéntricos.
¿Dónde estaban los grandes empresarios de este país
que ahora salen metiendo miedo, cuando antes, viendo la corrupción a su lado no
lo tenían porque ellos formaban parte de la misma?
Cuanto más corruptos y más se han beneficiado durante décadas de su impunidad, más
alarmados están por la llegada de nuevas formaciones a las instituciones. Saben que no les va a ser igual de fácil hacer esos negocios de dudosa legalidad y eso les preocupa. A ellos si les da miedo.
Este
país no se merece que gente que vive en la opulencia instaure el miedo al resto
solo por el hecho de que ellos tienen poder. Este país se merece algo mejor.
Nos lo hemos ganado. No tenemos la culpa de que hayamos estado gobernados por avariciosos sin escrúpulos. No nos merecemos más políticos y grandes empresarios
mentirosos, populacheros y corruptos. No nos merecemos a los políticos que
nos han traído hasta aquí. Pero tampoco nos merecemos empresarios que solo buscan
el beneficio de sus empresas y, como en algunos casos, cuando esas empresas han
quebrado o no les han sido lo rentables que esperaban, el estado sale a su rescate.
No quiero imaginar cómo serían las portadas de todos
los periódicos y medios televisivos al servicio del poder, si toda la
corrupción destapada en el PP en el último año; si el saqueo continuo al que
hemos estado sometidos el resto de españoles excepto ellos, sólo en el último
año, fuese de Podemos, de Ada Colau, o de la señora Carmena. ¿Vendrían sus portadas y sus editoriales con el mismo alarmismo?
Estoy harto de corruptos, y de que esos mismos
corruptos intenten meterme el miedo en el cuerpo porque así lo dicen ellos. Como
si su palabra fuese la única verdad, cuando estoy harto de ver, cómo los mismos
que me dan lecciones de moralidad y de lo que está bien y mal, o están corrompidos
ellos mismos, o a su alrededor solo hay que corrupción y vileza, mentiras, y
una falta de moralidad que no la tienen ni los peores delincuentes de la historia.
No me creo su miedo, no lo tengo. Lo que tengo miedo es de que nada cambie, y que éste país, al que los poderosos han saqueado sin miramiento alguno y con el permiso de sus gobernantes durante muchos años, pueda seguir siendo un país de corruptos sin que apenas nadie pague por ello.
Eso si me da miedo.
Luis Escamilla
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