Javier Gallego - 2 de mayo de 2013
Hay formas de abortar a una persona en vida que no se llaman aborto. Hay formas de matar que te dejan muerto en vida. Hay formas de eugenesia que apartan a los diferentes de la vida sin matarlos. Y el gobierno actual las practica todas. Sus víctimas son los dependientes, las familias de los dependientes y los emigrantes indocumentados que viven en este país. Y también, más lejanamente, las personas pobres de países subdesarrollados.
El gobierno actual que quiere promulgar una ley del aborto anterior a la de 1985, que defiende a muerte el derecho a la vida del nonato aunque tenga malformaciones, ha decretado un recorte inhumano y mortal a la ayuda a los dependientes. El año pasado les recortó más de 500 millones, este año más de 1000 millones de euros, y el año que viene más de 400. En 3 años, más de 2000 millones menos de ayuda. Este ha sido el mayor recorte que ha ofrecido la semana pasada el gobierno a los mercados. Los mercados comen personas y el gobierno se las regala como carnaza a los tiburones.
El gobierno quiere obligar a las madres a parir personas dependientes de las que se desentiende. El gobierno te obliga a vivir para enterrarte en vida a ti y a tu familia. Eso es sadismo, es tortura de Estado. A algunos les parecerán demasiado brutales estas palabras, a mí me parece demasiado brutal lo que hace este gobierno.
Para este gobierno atroz los derechos de un ser no nacido están por encima de los derechos de los vivos. Para este gobierno, el poder del Estado está por encima del derecho de la madre y su familia. Eso no es una democracia, es una forma de dictadura. Y eso no es estar en contra del aborto, es un aborto en vida.
Eso es abortar la vida de más de 1 millón de dependientes que hay en España y de sus familias, especialmente las mujeres, que suman muchas más personas. Es un aborto en diferido, pero es un aborto mucho más cruel. Y es eugenesia en vida: es segregar a los diferentes, tirarlos al cubo de la basura como si fueran fetos no nacidos.
Al mismo cubo de basura han tirado a 900.000 inmigrantes indocumentados a los que ha dejado sin tarjeta sanitaria, como han reconocido esta semana fuentes gubernamentales. Al mismo contenedor han echado 1300 millones en cooperación para el desarrollo. No les importa que los muertos de hambre se mueran de hambre pero aumentan un 52% el presupuesto para fomentar la presencia de España en extranjero cuando las cifras demuestran que la cooperación al desarrollo sirve precisamente para eso y genera negocio al país que ayuda.
Este gobierno que tanto comulga con la cúpula de la Iglesia católica española en el aborto, no es en absoluto cristiano. Es inmisericorde, insolidario y cruel. Este gobierno deja morir. Aborta la vida de los vivos. Entierra a los dependientes, a los necesitados, a los más pobres. El gobierno, mata.