
Según las conclusiones de
un estudio de 2015 de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Físicas de la Universidad de Surrey sobre el impacto medioambiental de los móviles inteligentes, el uso de un smartphone de gama alta libera a la atmósfera a lo largo de su vida útil
95 kilos de CO2. Si a este dato le sumamos que en nuestro país hay más de
50 millones de móviles en funcionamiento, tendremos una idea bastante exacta del poder contaminante de este aparato, que se nos ha convertido en un amigo imprescindible.
Por otro lado,
según un informe de 2014 de la Sheffield Hall University, hasta
un 44% de los smartphones que hoy se emplean acabarán guardados en un cajón, convirtiéndose en auténticas "minas urbanas", según la asociación
TeloReciclo, aparecida recientemente para tratar de recolectar estos móviles y así recuperar y revertir al ciclo industrial todos los elementos químicos valiosos que contienen.
El apelativo de 'mina urbana' se lo da la asociación para advertir de la peligrosidad ambiental de lanzar estos aparatos olvidados a la basura: muchos de sus componentes son altamente tóxicos para el medio ambiente cuando no difícilmente biodegradables, como ocurre con el plástico, que puede llegar a ser hasta el 54% de un móvil. Hay que tener en cuenta que más del 90% de los componentes de un móvil son reutilizables
Pero más allá de las consecuencias de un mal reciclado de un smartphone, convienen analizar también en qué condiciones se obtienen la mayoría de los componentes y qué consecuencias sobre la naturaleza y las personas tiene su extracción. En este artículo trataremos de reflexionar sobre ello a través de catorce de los principales componentes que caracterizan a un móvil, al menos por la importancia de su función.