“Estamos atados de pies y de manos”, sentencia Jorge Morales, director general de GeoAtlánter, empresa que ha invertido diez millones de euros en instalaciones fotovoltaicas (1,3 MW) para producir electricidad equivalente al consumo de casi 4.000 personas. Morales, con 36 años, representa la joven generación de empresarios que estaban ilusionados con el despegue de las energías renovables en nuestro país. La generosa retribución que obtenía por la venta de la electricidad alimentaba su optimismo. Pero en los tuits que ahora lanza se ve que su ánimo ha cambiado. Montó su negocio para lograr un rendimiento anual del 7% a 30 años vista y confiaba en recuperar su inversión en 12 años. Sin embargo, dos recortes sucesivos de las primas (el último del 22%) harán que la amortización se retrase tres años más. Ha sido un mazazo. A mitad del partido le han cambiado las reglas de juego.
El drástico recorte de ayudas y la decisión del actual Gobierno de paralizar todas las ayudas a las nuevas plantas de energía renovable (eólica, fotovoltaica, termosolar...) a partir de este año dibuja un panorama sombrío. Dos gobiernos sucesivos de distinto color se reparten el dudoso mérito de haber puesto las energías renovables al borde del apagón.
Extraño viaje
Esta es la historia de un extraño viaje: de la euforia al abismo a la velocidad de vértigo. España está a punto de completar un bucle kafkiano, pues de ser un referente mundial en materia de fuentes limpias puede pasar a la historia por tirar por la borda todos estos avances. Incluso Barack Obama elogió su sistema de primas, que el usuario paga en el recibo de la luz, para compensar los beneficios ambientales que aportan estas fuentes de energía (pero no con impuestos).
El gran fallo ha sido no graduar el descenso en la reducción de ayudas (para acompasarlo al cumplimiento de los objetivos y el grado de penetración de estas fuentes). Lo que se está haciendo es arrancarlas de cuajo: una abrupta interrupción que frustra los desarrollos futuros de estas fuentes.
La realidad es que a partir del 1 de enero del 2013, prácticamente ya no instalará ninguna nuevo kilovatio verde, pues no hay cupos con prima garantizada.
“Desde el año 2008, las energías renovables han sido sometidas a un estado de inseguridad jurídica permanente, lo que ha ahuyentado las inversiones”, sentencia Javier García Breva, presidente de la Fundación Renovables.
Sector eólico
“En el sector eólico, el parón de nuevos proyectos es total, puesto que a partir del finales del 2012 las nuevas promociones dejarán de tener la retribución que les correspondía como renovable”, dice Jaume Morrón, gerente de la Associació Eòlica de Catalunya. Los departamentos de promoción de nuevos proyectos se desmantelan, o, en el mejor de los casos se trasladan al extranjero. Gamesa monta una fábrica en Brasil (ya ya tiene fábricas en China, India y Estados Unidos); Acciona también mira a Sudamérica; e Iberdrola se dispone también a resistir fuera de España. En España, los fabricantes empiezan a cerrar, porque no pueden exportar sus equipos, ya que sus mercados exteriores les exige (para ganar los concursos) tener una la presencia en el país…Y, mientras tanto, los proyectos de investigación y desarrollo languidecen y pueden también quedar empantanados, pues se teme que la moratoria no se levante hasta el año 2016 o 2017.
Sector fotovoltaico
La industria fotovoltaica agoniza. Los proyectos sufrieron (durante el último gobierno socialista) un recorte medio del 30%, de media, en las primas para el 2011 y el 2013, y del 10% para el resto de su vida útil. La fotovoltaica ha asumido un 60% de los recortes aplicado al sistema eléctrico para paliar el déficit de la tarifa aplicado por el último gobierno socialistas (uno 740 millones anuales). Desde el año 2009, se habían adjudicado 1.500 MW, pero solo se han ejecutado 720 MW, menos del 50%, por falta de financiación de los bancos. Ha desaparecido el círculo virtuoso. La gran esperanza para remontar es que se apruebe el decreto de autoconsumo doméstico (con entrega del excedente en la red), pero el borrador del documento sigue bloqueado en los despachos del Ministerio de Industria. Mientras, Alemania instaló entre el 2010 y el 2011 una potencia fotovoltaica 24 veces superior a la de España (14.906 MW frente a los 628 MW), pese a ser un país con menos insolación.
Paso cambiado
España camina, pues, con el paso cambiado. Mientras la potencia instalada ha aumentado un 94% en todo el mundo pese a la crisis, aquí los proyectos se han esfumado cuando los costes de fabricación de los paneles fotovoltaicos han bajado un 70% en cuatro años, y los de las turbinas eólicas un 10% el último año.
Tasa a las energías limpias, el mundo al revés
Y el final del túnel no se ve. El Ministerio de Industria prepara una nueva tasa para penalizar las plantas de energía renovable en servicio (gravando más las que reciben mayores primas). Pero, con ella “muchas instalaciones fotovoltaicas entrarán en pérdidas; no generarán suficientes ingresos para devolver los créditos a los bancos”, advierte Tomás Díaz, directivo de la patronal Unión Española Fotovoltaica, patronal de sector.
“La tasa ahuyentará la inversiones. Ya ha habido fondos de inversión extranjeros que ven esta medida inasumible y que han expresado sus quejas por carta al ministro José Manuel Soria. Parece que las medidas del Gobierno no están pensadas. Todo esto agrava la desconfianza”, dice Heikki Willstedt, director de políticas energéticas de la Asociación Empresarial Eólica.
Costes regulados a la carta
El Gobierno dice que todo este sacrificio es necesario para “desinflar” el déficit de la tarifa de la luz. Pero la Fundación Renovable cree que “el déficit de la tarifa no se debe a las primas a las renovables, sino a una nefasta política energética”. García Breva sostiene que “el déficit de tarifa es consecuencia de los acuerdos del exministro Rodrigo Rato con las eléctricas. Es un artificio contable fruto de las nefastas políticas energéticas. El alto coste de la tarifa se debe a nuestra alta dependencia energética exterior”, afirma García Breva. Según esgrime, el déficit tarifario tiene que ver sobre todo con la sobrecapacidad del sistema eléctrico (de casi el 50%) y una política pensada para dar respuesta a un consumo creciente de electricidad, pero esto choca con la demanda eléctrica menguante por la crisis, lo que ha causado tensiones entre las diferentes tecnologías. “La mala regulación ha llenado el sistema eléctrico español de costes regulados; es decir, se han dado compensaciones a la carta para los distintos sectores agraviados, ya sea el carbón, el gas u otro, y todo esto ha ido incrementado la tarifa hasta límites insoportables”, según García Breva, muy crítico con las ineficiencias del sistema energético (consumo un 24% más de energía que la media de UE para producir la misma unidad de riqueza).
Otra tarifa de la luz es posible
La Fundación Renovable propone reformar el controvertido sistema de formación de precios del pool eléctrico, que hace que todas las tecnologías de producción eléctrica sean retribuidas al coste de la más cara (el carbón o el gas), lo que hace que las tecnologías más baratas (la nuclear o la hidroeléctrica) están sobrerretribuidas, con beneficios extraordinarios, como acabado de ratificar un informe de la UE al evaluar sus políticas de estabilidad presupuestaria..
Sector termosolar: ‘Catedrales del sol’, futuro oscuro
Mención especial merece la situación de la energía termeoléctrica (canales o torres que concentran el calor y calientan fluido para producir electricidad), una modalidad en la que España es líder mundial. Ahora ya hay 35 plantas conectadas (1.581 MW de potencia), y tienen garantizada la prima otras 25 plantas (que ya estaban en el registro), que deben iniciarse el año próximo como más tardar. “La incertidumbre afecta a la situación que se va a crear cuando se hayan hecho estas 60 plantas. Nos hemos quedado sin horizonte en España”, dice Luis Crespo, secretario general de Protermosolar, patronal de sector. El proceso de diseñar, promover y construir una planta termoeléctrica da empleo a unas 2.300 personas (salarios-año), y durante la fase de operación, a unas 50 personas.
Éxodo para competir
La única solución que les queda a las empresas (Cener, Acciona, Gamesa…) es participar en los mercados internacionales, como ya lo están haciendo (en Estados Unidos, Chile, Sudáfrica, Marruecos, Arabia e, incluso, en India). “Si se produce este parón, no innovaremos, porque lo nuestro no es trabajo de laboratorio, sino experiencia a escala real”, agrega Crespo.
“Nunca ha habido una burbuja del sector termosolar. Hemos actuado conforme a lo que se había planificado, o incluso por debajo. Somos sólo responsables del 2% o el 3% del déficit tarifario”, dice Luis Crespo, secretario general de Protermosolar. “Ante la ausencia de mercado interno, las empresas se van; además del daño en I+D, perdemos una fuente de empleo en la economía verde”, señala Jaume Morron, gerente de la Asociación Eòlica de Catalunya.
Desautorización de la UE
Todo esto se produce mientras la Unión Europea acaba de recriminar a España por bloquear los nuevos proyectos de energías renovables, que han quedado paralizados con la congelación de las ayudas a las fuentes limpias.
Así, lo dice la Comisión Europea al evaluar los programas de reforma y estabilidad presentados por el Gobierno a la UE. Contra la idea de que el déficit de la tarifa eléctrica lo provocan las energías renovables, el informe de la UE critica que se hayan paralizado las ayudas a este sector, pues se ven comprometidas las metas en materia de energía y cambio climático para el 2020.
Lo más revelador del informe es que hace suyos en gran medida los argumentos de quienes afirman que la tarifa eléctrica resulta hinchada por los beneficios extraordinarios de las nucleares y las hidroeléctricas. La falta de competencia y el déficit tarifario han favorecido -se dice- "unas compensaciones excesivas de algunas infraestructuras, tales como centrales nucleares y grandes hidroeléctricas".
El dictamen apunta que no se están tomando en origen las medidas suficientes para reducir los costes de la energía, a consecuencia de los beneficios extraordinarios que obtienen la nuclear e hidráulica, “ya amortizadas”, según la UE, lo que también obstaculiza el crecimiento.
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