JAVIER RUIZ (12-07-2012)
El debate sobre los recortes de Rajoy se ha calentado en lo político pero las cifras del ajuste soportan pocas discusiones en lo económico: son insuficientes, pagan los de siempre y no estimulan el crecimiento.
El debate político gira en torno a dos cuestiones:
- Hay o no una imposición de estas medidas al Gobierno, es decir, está España intervenida por la Unión Europea o no. El propio Presidente parece haber respondido a la pregunta al asegurar que hace cosas contra su criterio “sin preguntar si le gustan o no”. Sin embargo, ese debate sostiene una discusión eterna.
- La otra cuestión política es por qué ahora, seis meses después de llegar al Gobierno, o por qué no antes: la izquierda acusa al Ejecutivo de haber ocultado los recortes y perdido medio año para ganar las elecciones andaluzas mientras la derecha responde que las medidas se toman ahora porque la gravedad de la situación ha empeorado en los últimos meses.
El debate político suele convencer a los ya convencidos tanto en un lado como en el otro del espectro ideológico. Sin embargo, el análisis desde el plano económico de este ajuste es todavía más relevante. Los debates intencionadamente complicados requieren oscuros argumentos pero, en esta ocasión, esa lectura requiere operaciones matemáticas tan complejas como una simple suma para sacar conclusiones.
Para empezar, los recortes anunciados por Rajoy no suman 65.000 millones, es decir, que habrá más ajustes. El Presidente reveló en el Congreso que había comprometido un ajuste 15.000 millones más alto que el que detalló en la Cámara. Eso significa que habrá todavía más recortes en pensiones, Seguridad Social y tarifa eléctrica, las tres reformas que todavía tiene pendientes por aprobar el Partido Popular si quiere alcanzar los 65.000 millones de ajuste prometidos a Bruselas.
Tres conclusiones sobre el recorte: se queda corto, carga otra vez sobre los hombros de los ciudadanos y no estimula el crecimiento
En segundo lugar, la distribución del ajuste revela que lo pagarán mayoritariamente los ciudadanos y clases medias. Pese a que Rajoy rechazó las acusaciones de aprobar un recorte desigual, lo cierto es que la subida del IVA (7.500 millones) y de los impuestos verdes (1.500) junto a los recortes aplicados a los funcionarios (6.315), al subsidio de desempleo (3.000) y a la dependencia (300) significan que 9 de cada 10 euros del recorte afectarán a gastos sociales y lo cargarán los ciudadanos. La reforma de las Administraciones Públicas y la rebaja en las subvenciones a partidos y sindicatos apenas suman un 5% del ajuste total, es decir, apenas 3.600 millones de los 65.000 que hay que ajustar.
Por último, el ajuste es fundamentalmente un recorte sin medidas de estímulo económico. Según lo detallado por el Ejecutivo, apenas 3.000 se han destinado a mejorar la contratación o estimular la economía (3.000 millones es lo que el Ejecutivo reserva al capítulo de deducciones por nuevas contrataciones). Pese a que esas medidas suponen una merma de los ingresos del Estado tienen, a cambio, un efecto de incentivo a la contratación que pueden resultar beneficiosos para las arcas públicas. Sin embargo, su tamaño es minúsculo en comparación con lo que representan los recortes (apenas un 4,6% del total del programa).
Así pues, tres conclusiones económicas son inmediatas: el recorte se queda corto, carga otra vez sobre los hombros de los ciudadanos y no estimula la economía. Otras discusiones son, a veces, simples distracciones y fuegos de artificio.
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