En el
artículo anterior comprobamos que la carga de la deuda pública española (la cantidad de intereses que tiene que pagar el estado español en relación a su PIB) se disparó con la entrada del país en la Comunidad Económica Europea debido a la prohibición de que el Banco de España financiara parte de la deuda pública emitida (es decir, debido a la prohibición de que monetizase parte de la deuda). En este artículo se desarrolla esta tesis y se cuantifica el coste que ha tenido que sufrir el estado español por haber dejado de monetizar su deuda.
Para medir la cantidad de intereses pagados por la deuda pública y cuantificar el verdadero coste que resulta para el estado se suele comparar el saldo bruto con el saldo primario.
El saldo bruto es la diferencia entre todos los gastos del estado y todos sus ingresos (es el conocido
déficit del que nos suelen hablar).
El saldo primario en cambio deja a un lado los gastos que resultan de los intereses de la deuda pública. Es decir, mide la diferencia entre todos los gastos del estado exceptuando los intereses de la deuda, y todos los ingresos. El saldo primario es una forma de medir las necesidades reales del estado, sin tener en cuenta el gasto que supone pagar los intereses a los inversionistas privados. Por decirlo de otra forma,
el saldo primario es el saldo bruto que tendría el estado español si no tuviera que recurrir a los inversionistas privados y pudiera monetizar toda su deuda pública y por lo tanto no pagar intereses.
Comparemos los saldos que ha presentado la economía española desde 1989 hasta la actualidad en el siguiente gráfico.
La línea verde es el saldo bruto de la economía española; es decir, es el déficit del que tanto oímos hablar. Como se puede ver el saldo fue negativo durante todos los años excepto durante los años 2005, 2006 y 2007 (etapa final de la burbuja inmobiliaria), en los que se obtuvo superávit. Es decir, desde 1989 España solo presentó superávit bruto en 3 años. La línea roja es la carga de la deuda (la cantidad de intereses pagados en proporción al PIB), ya analizada en el
artículo anterior. Las barras azules reflejan el saldo primario de la economía española; es decir, el resultado de restarle al saldo bruto (línea verde) la carga de la deuda (línea roja). Tal y como se puede apreciar, existe una notable diferencia entre ambos saldos. Atendiendo al saldo primario (barras azules que indican el saldo del estado exceptuando la carga de la deuda), vemos que desde 1989 hay incluso más años en los que se obtuvo superávit (12 años) que en los que se obtuvo déficit (11 años).
Esto quiere decir que hubo años en los que la economía española presentó déficit simplemente por culpa de tener que pagar intereses de deuda a los inversionistas privados. Estos años son aquellos en los que se produjo superávit en el saldo primario y a la vez déficit en el saldo bruto (es decir, en los que la barra azul está por encima del 0% mientras la línea verde está por debajo; concretamente 1989, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004).
Si durante esos años la deuda hubiera sido monetizada íntegramente en vez de vendida a inversionistas privados, la economía española hubiese presentado superávit y no déficit.
Comparando los saldos uno puede hacerse a la idea de la enorme diferencia que le supone a un estado monetizar su deuda o venderla en el mercado financiero al mejor postor (1). Pero cuidado con extraer conclusiones incompletas de este análisis. Lo que hemos hecho ha sido comparar el saldo bruto con el saldo primario para cada año, sin tener en cuenta lo ocurrido en los años anteriores. Hemos realizado una instantánea de cada año, cuando lo apropiado hubiera sido elaborar un vídeo del proceso. Esto es así porque el superávit obtenido en un año determinado se guarda para suplir los gastos del año siguiente; y así sucesivamente. Lo mismo ocurre con el déficit de un año en concreto, que termina siendo contrarrestado con los ingresos de los años venideros. Esto cambia sustancialmente el análisis, puesto que la acumulación de muchos saldos primarios en superávit podrían hacer que otros saldos primarios en déficit no lo fueran, y al revés. En el próximo artículo veremos los resultados obtenidos teniendo en cuenta esta perspectiva.
Notas
(1) Se ha comentado la principal ventaja de la monetización de la deuda (abaratar el coste de la financiación pública) porque es indispensable para el propósito de este conjunto de artículos. Pero no se quiere ocultar que existe un debate muy interesante en torno a las posibles desventajas de monetizar la deuda de un país, que fundamentalmente giran en torno a: el posible aumento de inflación y la posible depreciación el tipo de cambio.
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Vía:http://www.attac.es/2012/09/17/hubo-anos-en-los-que-espana-presento-deficit-simplemente-por-tener-que-pagar-intereses-de-deuda/
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