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21 de septiembre de 2012

Si algo es insostenible entonces algún día acabará (y 3)


Se hace urgente, tal como se están poniendo las cosas, entender el como y el porque se nos conduce, como borregos, por una senda que nos lleva a no se sabe donde. En este blog nos hemos podido percatar de alguno de los misterios que nos depara el dinero que surge de la nada. Los Bancos Centrales tienen el poder de fabricar moneda, parece entonces que el problema de la crisis y de la falta de inversión y crédito se soluciona pulsando el botón que pone en marcha la fabulosa maquina para hacernos a todos feliz. No es así, si alguien, ahora, inventara el sistema capitalista lo tacharían de imbécil por explicar un cuento mal contado. La creación de dinero desvinculado de cualquier valor tangible se transforma en sentimiento de confianza al adjudicarlo a un deudor. ¿Te preguntas la razón de que despeguen del atraso y la miseria los países emergentes? Pues sencilla y llanamente que esa gente esta virgen en cuestión de deudas. Poco a poco los señores del dinero han establecido fábricas en esos territorios aprovechando su mano de obra barata y no han tardado en introducir el crédito, como droga de consumo, que con el tiempo les llevará, como a nosotros nos ha ocurrido, a la dependencia y la perdida de soberanía. Una conquista a la chita callando.
El sistema funciona de maravilla para aquellos que lo promocionan y sacan partido de el, para los demás que se van quedando en la cuneta, nada bueno les proporciona. Son la carne de cañón que se lleva a la hoguera del consumismo como materia prima del infernal sistema. Mientras no acabemos de percatarnos del intríngulis que el dinero lleva consigo difícilmente nos podemos hacer con un diagnostico. Sin este determino no hay forma de acertar en aquello que nos conviene y así poder aplicarlo como medicina curativa. Pues entonces continuemos con lo descrito en los dos últimos post señalando que el objetivo de los bancos centrales es la estabilidad en su doble vertiente interior y exterior. La interior se refiere a la estabilidad de precios internos: la lucha contra la inflación; la estabilidad exterior se refiere los precios externos: la estabilidad de los tipos de cambio de divisas. El Banco Central Europeo, como los demás bancos centrales, obtiene liquidez a través de la emisión primaria de dinero y de las divisas que posee.

Las exportaciones son fundamentales por producir un ingreso de divisas que al ser vendidas por los exportadores incrementan los depósitos en los bancos, adicionalmente, cuando a causa de las mismas la balanza de pagos es positiva, se incrementan las reservas. Cuando hay pocas divisas en el mercado se devalúa para incentivar las exportaciones, lo que produce mas divisas, pero a su vez se vuelve difícil importar por el mayor costo de las otras divisas. Por lo tanto la estabilidad exterior está sujeta al control de cambios. Las reservas de divisas se centralizan lo que incluye no sólo las monedas y billetes emitidos por el extranjero sino también las cuentas en instituciones bancarias y los efectos a cobrar en el exterior. En definitiva, los bancos centrales controlan todos los cobros y pagos internacionales y a resultas elaboran la Balanza de Pagos.
Empecemos por la definición del tipo de cambio: número de unidades que la moneda de una nación que equivale a una unidad de la moneda de otra nación. La mayoría de divisas son flexibles, en vez de adherirse al oro o a otro estándar fijo. Su valor se determina por medio de la oferta y la demanda. Como consecuencia de los desplazamientos de la oferta y la demanda hacen que el dólar se fortalece o debilite. El dólar es el eje del sistema todas las demás divisas orbitan como planetas alrededor de un Sol llamado dólar.La debilidad o fortaleza de la moneda de una nación tiene un profundo efecto sobre la economía. Cuando una moneda es débil o se deprecia, los bienes y servicios de un país cuestan menos a los extranjeros, por lo que compran más exportaciones de este país. Al mismo tiempo, una moneda débil significa que los bienes y servicios extranjeros le cuestan más a los consumidores de esa nación, por lo que compran menos productos importados y más de producción propia.
No hay nada mejor para explicar la balanza de pagos que la maravillosa balanza de los Estados Unidos, algo así como la lámpara mágica de Aladino. El déficit en cuenta corriente, es decir, el endeudamiento con el exterior, de Estados Unidos era relativamente pequeño, apenas uno por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). En 1984 Estados Unidos se convirtió en deudor neto. Las inversiones de extranjeros fue mayor que las inversiones de los EE.UU. en el extranjero. Durante la década de los 80 pasó a ser la mayor nación acreedora del mundo a ser la mayor deudora. Desde entonces el déficit había crecido dramáticamente hasta llegar a cifras estratosféricas que supera los 15.000 billones de dólares. El déficit en cuenta corriente estaba alimentado principalmente por su gigantesco y continuo déficit comercial, con China a la cabeza. Si algo es insostenible, entonces algún día acabará.
Es necesario puntualizar la necesidad agobiante de EE.UU. en poder equilibrar el endeudamiento con el exterior mediante la entrada de capital de inversores extranjeros. Era y es la evidencia más lúcida de que el Imperio necesita imperiosamente de sus súbditos para alimentar su tren de vida. El equilibrio pendía de un fino hilo llamado confianza, si los inversores decidían repatriar su dinero, adiós, dólar adiós. El autoengaño masivo, el que hacía que los enormes flujos de capital que van a Estados Unidos, y financian su estratosférico déficit comercial suponen un misterio. Es difícil de explicar como continúan aún después del momento en que ya deberían haberse interrumpido. Nadie, mínimamente conocedor de estos asuntos, entiende como continúan llegando los flujos de dinero que deberían haberse detenido. Para estar en déficit hace falta un prestamista. La esencia del sistema dólar se basaba en el crédito permanente e indefinido, y así de modo perpetuo y cada vez más ampliamente vivir por encima de sus posibilidades.
En buena lógica contable las deudas figuran en el pasivo de los Estados Unidos, pero en las estadísticas del Fondo Monetario Internacional las califica como “reservas del sistema monetario internacional”. Repetiré la afirmación para sustanciar que las deudas de los EE.UU. son un activo para el resto del mundo. ¿No parece maravilloso? Es más, su creación escapaba a todo control. Cuesta entender que los demás países aguanten una situación compatible con el postulado sobre el que se basaba todo el sistema financiero: título de deuda pública de los EE.UU. = a riesgo cero. Esto es mucho decir.
La lámpara mágica resulta que es una estafa. Atentos a esta sutil apreciación, según podía leerse en múltiples análisis de la balanza de pagos estadounidense, se examina como si se tratara de cualquier otra economía y no la que, precisamente, generaba los medios de pago internacional principales. Se la compara, como si fuera homogénea con el funcionamiento de las otras balanzas mundiales cuando su moneda es el eje del sistema. Aclaro este importantísimo detalle que no se le da la relevancia que merece. Cuando los flujos se asusten, y los inversores se retiren forzando a Estados Unidos a llevar a cabo un ajuste severo de su balanza de pagos. El dólar se viene abajo. No obstante, no ocurrirá lo que sucedió en Rusia, Japón, Argentina o México, cuando se vieron en esos trances. Por supuesto el crecimiento de EE.UU. se detendrá bruscamente, y también en China (por ser su principal suministrador y por lo tanto acreedor). Pero no causará los efectos demoledores que afectaron a otros países, como por ejemplo Argentina, al tener su deuda externa denominada en dólares. Esta moneda es la divisa de Estados Unidos. Por tanto, a diferencia de otros países, una caída en el valor real del dólar no aumentara, sino al contrario reducirá el valor real de las deudas internacionales de Estados Unidos. La lámpara mágica de Aladino era un juguete con el negocio de Estados Unidos de trasladar su deuda por el método de evaporación. Todo al contrario de lo que sucedió en Rusia, y Argentina entre otros países que al verse obligados de ajustar su balanza de pagos vieron caer su moneda respecto al dólar. Los rusos y argentinos pasaron calamidades, sudor y lágrimas para salir mal parados del ahogo. Maravilloso, el invento es auténticamente maravilloso.
Quien parte y reparte se lleva la mejor parte. El sistema impuesto por los norteamericanos tiene por objetivo que su moneda represente a un valor que intrínsicamente no posee. Se las inventaron todas, para empezar es la divisa que todos los países se ven forzados a tener en reserva pero cuya “impresora de hacer billetes” esta en manos de los Estados Unidos. Las divisas fluctúan libremente unas contra otras respaldadas básicamente por las reservas de sus bancos centrales y la propia economía. Atentos al dato: no hay limitación de cuanta moneda puede ponerse en circulación ya que no están obligados a seguir un patrón. Cuando los Estados Unidos ponen la maravillosa impresora en marcha están enviando su propia inflación a otros países. Más maravilloso todavía, los Estados Unidos viven del crédito ilimitado de los demás países y como sino fuera poco les remiten su propia inflación. 
Veamos ese peliagudo asunto del oro que hemos dejado a tras en los post anteriores. En 1944, antes de acabada la SegundaGuerraMundial los Estados Unidos se apresuraron a marcar unas reglas del juego de cómo tendría que funcionar la economía. Se le llamó los acuerdos de Bretton Woods y se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países industrializados del mundo. También se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional y el uso del dólar como moneda internacional. EEUU al ser la mayor potencia mundial y acabar poco afectada por la guerra, estaba en posición de ganar más que cualquier otro país con la liberación del comercio mundial. Los EEUU impusieron las condiciones para dar rienda suelta a un mercado mundial para sus exportaciones, y además acceder sin restricciones a las materias primas vitales. No hay que olvidar que a pesar de tener más oro, capacidad productora y poder militar que el resto de las naciones juntas, el capitalismo de EEUU no podía sobrevivir sin mercados y aliados. En definitiva, necesitaban clientes para montar su negocio.
Por lo tanto, los Estados Unidos precisaban de grandes mercados por todo el mundo, donde comprar y vender. La conferencia fue conformada con la presencia de 44 naciones todas ellas dependientes de los norteamericanos por una razón u otra. Las naciones de Europa occidental aún eran campo de batalla de la guerra y estaban desangradas. Era el momento adecuado de imponer unas condiciones que les favorecieran al máximo. En los meses previos a Bretton Woods se habían debatido dos propuestas distintas, una apoyada por Estados Unidos y la otra por el Reino Unido. Atentos a este detalle que tiene una importancia capital. La británica fue elaborada por el economista John Maynard Keynes y la estadounidense por Harry Dexter White. El plan Keynes se apoyaba en la creación de un órgano internacional de compensación, (donde se cancelaran entre si los saldos deudores y acreedores de cada nación: el International Clearing Union, (ICU) que sería capaz de emitir una moneda internacional que llamaron Bancor vinculada a las divisas fuertes y canjeables en moneda local por medio de un cambio fijo. A través dela ICU los países con excedentes financiarían (recibiendo intereses) a los países deficitarios, vía una transferencia de sus excedentes, de esta manera se tendría la ventaja de hacer crecer la demanda mundial y de evitar la deflación, lo que finalmente sería beneficioso para todos los países.
El plan era totalmente democrático pero no convenía a los intereses de los Estados Unidos, y aprovechando su mayor influencia política el plan británico fue rechazado. El principal objetivo de los norteamericanos fue poner en marcha un Nuevo Orden Económico Internacional a través de un sistema monetario internacional, con tipo de cambio fundado en el dominio del dólar. Para ello se adoptó un patrón oro-divisas, en el que EE.UU. debía mantener el precio del oro en 35 dólares por onza y se le concedió la facultad de cambiar dólares por oro a ese precio sin restricciones ni limitaciones. Al mantenerse fijo el precio del dólar, los demás países deberían fijar el precio de sus monedas con relación a aquella. En definitiva, el papel moneda de los dólares que corrían por el mundo estaban soportados por el valor del oro, mejor dicho, por cada 35 dólares el Tesoro de EE.UU. prometía reintegrar a su poseedor una onza de oro.
Al rechazar el plan británico de constituir una cámara de compensación monetaria para así poder saldar los déficits de las balanzas de pagos, una vez agotadas las reservas internacionales, con los créditos otorgados por las naciones con superávit. En definitiva el plan Keynes pretendía la contención del endeudamiento en posición antagónica de la imposición de los EE.UU. de financiar los déficits mediante el otorgamiento de préstamos que concedería el Fondo Monetario Internacional. Para tener acceso a esos préstamos los países deben aceptar las condiciones económicas asignadas por el FMI que los norteamericanos dominan a placer. Unos años después vino lo que ya se esperaba: había una fuerte escasez de dólares debido a la reconstrucción europea. EE.UU. se aprovechó, como no, de su posición utilizando el dólar para impulsar sus objetivos estratégicos, debido a que producía los dólares que eran usados en todo el mundo y podía financiar sus crecientes deficits con su propia moneda. Así cualquiera.
Los norteamericanos no podían resistir la tentación de tener ociosa su maravillosa maquina de imprimir billetes cuando les acuciaba el gasto bélico provocado por la guerra en Vietnam, la salida de recursos financieros debido a la inversión en el exterior y otros gastos internos provocaron que la cobertura de oro fuese solamente del 22%. El dólar dejó de estar realmente respaldado por las reservas de oro del Gobierno estadounidense. La abundancia de dólares por todo el mundo planteó dudas acerca de su convertibilidad en oro. Los bancos centrales europeos intentaron convertir sus reservas de dólares en oro, creando una situación insostenible para los EE.UU. Ante ello, el 15 de Agosto de 1971 el presidente de EE.UU. Richard Nixon suspendió unilateralmente la convertibilidad del dólar en oro como si de una broma se hubiera tratado. Esta decisión fue tomada sin consultar a los miembros del sistema monetario internacional. No obstante la maravillosa maquina de imprimir dólares continuó funcionando a plena potencia exportando la inflación estadounidense a través de los tipos de cambios fijos desligada de su contravalor en oro.
Conocida la esencia del sistema monetario internacional a nadie le puede sorprender las ansias de los norteamericanos en impulsar la política liberal de la circulación del dinero y mercancías a nivel mundial sin ningún tipo de restricciones, lo que se ha llamado Globalización. Faltaría más. La Globalización, es indudable que ofrece un lado positivo a que países emergentes se incorporen al estadio de poder ofrecer productos al mercado. Poco importa en que condiciones laborales se produzcan los bienes, lo que importa de verdad es que se incorporen  países (clientes del negocio) a la dependencia del dólar al verse obligados a mantener en sus reservas la virtuosa moneda que imprime la maravillosa maquina. Esto es lo que realmente importa de la Globalización. Bajo este parámetro podríamos convenir que los demás países se dedican a producir bienes y servicios, los EE.UU, se dedican a producir moneda. Unas reglas del juego que permite que el equipo de las barras y estrellas gane siempre, y por goleada. EE.UU. se desmarcó del contravalor de su moneda con el oro cuando se vio forzado, mejor dicho, cuando se le vio el plumero, que la cantidad de dólares que corrían por el mundo eran papelitos de colores sin ningún respaldo. Consecuencia de esta decisión los bancos centrales de todo el mundo se quedaron con un palmo de narices y papelitos de color verde en lugar del oro correspondiente. Cuando EE.UU,  se vea forzado a cubrir su balanza de pagos, el dólar se vendrá abajo, y de nuevo, el palmo de narices les volverá a crecer a los bancos centrales de todo el mundo al ver que sus reservas de dólares se volatilizan en la medida proporcional del derrumbe el dólar. ¿Puede funcionar este sistema? ¿Hasta cuando?

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"La información ya no tiene relevancia"

Estos últimos años se han hecho públicas informaciones de todo tipo que deberían haber dañado la estructura del Sistema hasta sus mismísimos cimientos y sin embargo la maquinaria sigue intacta, sin ni tan solo un arañazo superficial. Y esto pone de manifiesto un hecho extremadamente preocupante que está sucediendo justo ante nuestras narices y al que nadie parece prestarle atención. El hecho de que SABER LA VERDAD YA NO IMPORTA.

Parece increíble, pero los acontecimientos lo demuestran a diario. La información ya no tiene relevancia.

Nuestro cerebro se ha convertido en un drogadicto de la información rápida, en un yonqui ávido de continuos chutes de datos que ingerir, a poder ser pensados y analizados por cualquier otro cerebro, para no tener que hacer el esfuerzo de fabricarnos una compleja y contradictoria opinión propia. Porque odiamos la duda, pues nos obliga a pensar, ya no queremos hacernos preguntas, solo queremos respuestas rápidas y fáciles. Somos y queremos ser antenas receptoras y replicadoras de información, como meros espejos que rebotan imágenes externas, pero los espejos son planos y no albergan más vida en ellos que la que reflejan proviniendo del exterior.

Para emprender una transformación profunda de nuestro mundo, para iniciar una auténtica Revolución que lo cambie todo y nos lleve a una realidad mejor, deberemos descender hasta las profundidades de nuestra psique, hasta la sala de máquinas, donde están en marcha todos los mecanismos que determinan nuestras acciones y movimientos. Ahí es donde se está dirimiendo la auténtica guerra por el futuro de la humanidad. Nadie nos salvará desde un púlpito con brillantes proclamas y promesas de una sociedad más justa y equitativa, nadie nos salvará sólo contándonos la supuesta verdad, ni desvelando los más oscuros secretos de los poderes en la sombra.

Es pura lógica: No hay revolución posible sin una transformación profunda de nuestra psique a nivel individual, porque nuestra mente está programada por el Sistema. Y por lo tanto, para cambiar ese Sistema que nos aprisiona, antes debemos desinstalarlo de nuestra mente.

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“No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”.

“La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”.

Los teóricos del neoliberalismo, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros.

El neoliberalismo delictivo, “se cura con política”.

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-- Compromiso de todos --

-- Olivier de Schutter - Relator de la ONU --

“Con la comida que se tira podrían alimentarse 2.000 millones de personas”

”La mitad del cereal producido en el planeta es para satisfacer la demanda de consumo de carne. Hay un sobreconsumo de carne absolutamente insostenible”

http://esmateria.com/2014/04/25/con-la-comida-que-se-tira-podrian-alimentarse-2-000-millones-de-personas/

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-- El beneficio de los alimentos naturales --

*** Parada obligatoria ***