banco malo, al igual que las cuatro anteriores, será un rotundo fracaso.
Como consecuencia, a pesar de lo que afirman tanto el gobierno español como
la Unión Europea, los problemas financieros y las perspectivas económicas de
nuestro país empeorarán en los próximos 6-18 meses.
reforma bancaria definitiva de España”. Sin embargo, vamos ya por la tercera
de la época Rajoy, todo un récord en nueve meses, que recibe el apelativo de
“definitiva”, a las que deberíamos añadir las dos chapuzas previas del
anterior ejecutivo.
compra todos los activos en quiebra, en definitiva todos los préstamos
tóxicos no rentables que los bancos y cajas tienen en sus libros, y,
posteriormente los gestiona. Inmediatamente surgen una serie de preguntas.
Quién crea esta empresa, con qué dinero, quién la gestiona. Y si la empresa
puede obtener un beneficio derivado de la “gestión” de los bienes que compra
a los bancos, ¿por qué no podrían los bancos manejarlos ellos mismos?
viernes 31 de agosto, señaló que el objetivo es que los inversores privados
adquirieran una participación mayoritaria en el banco malo. Concretamente
afirmó “la empresa de gestión de activos debe ser viable y no generar
pérdidas y al final no debe tener ningún impacto sobre el contribuyente”.
Esta afirmación simple y llanamente es falsa porque ambos objetivos son
incompatibles.
tóxicos, sin tocar a los acreedores extranjeros, en cuyo caso la fiesta la
acabarán pagando los contribuyentes patrios. O, alternativamente, proteger a
los ciudadanos españoles, infrapagando en la compra de dichos activos
podridos, siendo la gerencia, los propietarios y los acreedores extranjeros
quienes asuman el coste por haber llevado a la insolvencia a nuestro sistema
bancario, al asumir todos ellos riesgos excesivos.
malo es si se paga un precio realista por los activos que compran. En el
momento en que esos préstamos y propiedades embargadas están en manos de los
bancos a un valor en libros menos provisiones, según ciertos modelos, y no a
un valor de mercado, qué pasaría si el banco malo los compra a un precio de
mercado. Pues obvio, los bancos tendrían una pérdida considerable. El
importe de la pérdida sería la diferencia entre lo que el banco
originalmente había prestado y provisionado y lo que ahora obtendría
vendiendo ese préstamo en una profunda recesión. No hay forma de evitar el
hecho de que los activos que se vendan hayan perdido valor. La creación de
un banco malo según estos criterios, que son los únicos bajo los cuales
entraría el sector privado, no hace desaparecer mágicamente esa pérdida. La
única pregunta es quién la asumiría.
privados de los bancos rescatados deberían sufragar la mayor parte de los
gastos de la limpieza del balance. No se preocupen, no ocurrirá, para eso
está Guindos en el Ministerio de Economía. Los tenedores de deuda sénior,
aquellos que tienen amigos en el gobierno, que a menudo están en el
gobierno, los bancos, los ricos y los poderosos, los grandes inversores
están protegidos. En todo caso si alguien paga parte del rescate serán los
acreedores junior, es decir, los propietarios de acciones preferentes y
deuda subordinada, en su inmensa mayoría españoles.
mayoría se negaron a comprar. El gobierno y las élites financieras
decidieron que si el mercado profesional no las compraba, no quedaba más
remedio que venderlas a los ahorradores patrios a través de los bancos
locales, ofreciéndose bajo el calificativo de productos de bajo riesgo.
servicios públicos, acabar con los derechos de los trabajadores, autónomos y
clases medias, hundirían aún un poquito más a nuestra querida España, si al
final deciden que sean solo aquellos inversores que compraron acciones
preferentes quienes acaben pagando el plato roto de semejante desmán.
políticas de todo esto, insistiendo en que la Sociedad Gestora de Activos
pagara a los bancos muy por encima del precio de mercado de los activos, más
cerca de lo que los bancos deberían haber conseguido si la burbuja no
hubiera pinchado. Los bancos entonces perderían muy poco. Sería el banco
malo, la nueva sociedad de gestión de activos, el que compraría los activos
muy por encima de lo que realmente valen la pena. En este caso ningún
inversor privado entraría en el banco malo, a menos que el gobierno cree la
empresa de una manera “astuta” para que los inversores privados sean los
primeros en la línea en la obtención de beneficios. En otras palabras,
engañar a la estructura de beneficios. En este caso todo el coste correría a
cargo de los contribuyentes. ¡Qué alegría!
país, 4,3 billones de eros, no se puede pagar, y quien la concedió en su
mayoría, nuestro sistema bancario, es insolvente. Y el hecho de que el
Gobierno central, actual y anterior, se haya mostrado dispuesto a avalar y
garantizar gran parte, por no decir la totalidad, de la deuda privada de los
bancos ha supuesto que el mercado, es decir, los acreedores de la deuda
española, hayan enfocado su presión sobre las finanzas públicas, para que
estén más saneadas que nunca, por si finalmente el Estado tiene que salir al
rescate de impagos de la banca privada española. Al avalar deuda privada;
implementar restricciones fiscales y promover bajadas salariales que
hundirán por muchos años el crecimiento económico; España se encamina a una
quiebra de deuda soberana.
necesidades de financiación de las administraciones públicas, para el
período que va entre lo que queda de 2012 y 2014, se situarán como mínimo
alrededor de los 510.000 millones de euros, 300.000 de de los cuales serán
deuda nueva, imposible de financiar en los momentos actuales. Según estos
cálculos, muy conservadores, la deuda pública de nuestro país sobre PIB
pasaría del 81% actual al 109%.
financiero, cuyo diseño supone, desde nuestro análisis, una socialización en
toda regla de las multimillonarias pérdidas privadas provocadas por una
élite financiera y política que, aún hoy, sin ningún tipo de rubor, sigue
exigiendo sangre, sudor y lágrimas al resto de los ciudadanos. Dicho
rescate, además, no valdrá para nada. Como detallamos en un blog previo, la
cuantía necesaria, siguiendo el diseño implantado por las élites, rondará
finalmente los 300.000 millones de euros frente a los 100.000 millones
inicialmente solicitados. Ahora ya solo le queda el rescate total. ¡Qué
rabia!
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