(domingo 05-08-2012)
El mundo decente asiste estoico a las brutales agresiones imperiales: Saddam, Afganistán, quedaban muy lejos para preocuparnos, después asistimos al crimen de Libia, vimos la masacre a un hombre y no hicimos nada, todavía era lejano.
Ahora Siria es asediada como una jauría de lobos hambrientos ataca a una presa débil, y el mundo, los foros, los obreros, nadie dice nada, sólo la tradicional solidaridad desde lejitos, esa que ni huele ni hiede. A Zelaya lo eyectaron.
Ahora su esposa ocupa su lugar en la batalla permitida. Lugo cae de platanazo y pierde hasta el pudor… ¿Cuándo nos tocará a nosotros? ¿a Irán? ¿a Cuba? ¿Quién vendrá después? ¿Correa, Evo, Ortega?
El imperio se mueve por el mundo impunemente, no hay obstáculos, los revolucionarios no pasan de pálidas declaraciones y a lo sumo llegan a las tristes batallas de twitter.
Parecemos narcotizados, adormilados, no hay respuesta firme, sólo declaraciones pálidas condenatorias.
¿Por qué esta actitud? ¿Dónde está la falla?
Sin duda el movimiento revolucionario mundial no se ha recuperado de la derrota del campo socialista.
Aquella no fue una derrota militar, ni siquiera política, fue ante todo una derrota ideológica.
El imperio capitalista nos despojó de la teoría, derrotó al Marxismo, lo sustituyó por falsas teorías, utópicas, anarquistas.
Las clases sociales desaparecieron junto a la plusvalía, todo se confundió en un mar de galimatías, ahora se habla de multitud, de fin de la historia, de más allá del capital.
Se desestima al Estado Revolucionario, a la organización disciplinada, se deslava el poder. Los inventos, tan rimbombantes cuanto inocuos, poblaron la ideología… los revolucionarios se durmieron, todos tienen miedo a ser “antiguos”.
Así, despojados de la teoría, del alma, los revolucionarios son una suerte de fantasmas aplastados por los medios de deformación, tv, prensa, internet, deambulan en las catacumbas del olvido, mientras el mundo asediado camina al patíbulo fascista.
En estas condiciones el mundo necesita con urgencia vital de la Revolución Bolivariana. Podemos ser el faro, la chispa que incendie la pradera, no nos está permitido otra cosa, no podemos dejar que el capitalismo nos infiltre el alma y aceptemos su lógica como cosa buena, normal, debemos ir al extremo en la lucha contra la ideología capitalista.
No es posible que asistamos con tranquilidad a las voces que en nuestras filas aprueban al capitalismo, a los estímulos al capitalismo, al libre mercado.
Por ese camino nos debilitamos, dejamos de ser una opción, desdibujamos el discurso revolucionario y el monstruo nos aplastará.
No es posible una Revolución sin esfuerzo y sin que el imperio y sus lacayos regionales la ataquen, no es posible hacer Revolución con la aprobación de los oligarcas.
Estamos llamados al rescate de la teoría y la práctica, de la posibilidad revolucionaria, sólo ese camino nos conducirá al sueño del Libertador, por el contrario, la parsimonia, el poco a poco, el acomodarse, abrirá camino al zarpazo que ya se asoma en el horizonte.
1. ¿De qué sirve ser un buen ciudadano?
Respetar a los demás, ser honesto, pagar los impuestos, respetar los semáforos, ser amable, no robar, ser leal, ser un buen trabajador, reciclar la basura.
¿Sirve de algo? Lamentablemente no.
Ser un buen ciudadano no sirve de nada en este sistema.
¿Qué es lo que este sistema valora?
Este sistema valora que hagamos dinero eludiendo la ley.
O sea que lo que este sistema valora es a las personas que hacen dinero de cualquier forma. Eso incluye a las personas que incurren en lo ilegal de cualquier forma pero logran escurrirse de la justicia .
Esas son las personas que este sistema valora. Las personas honestas y correctas están menospreciadas. Son iguales a un político corrupto sin cargos demostrados.
Es más. Al político se le admira.
Un ejemplo claro: Muchas de las empresas mejor valoradas en las bolsas de valores tienen una relación directa con la crisis económica, o ecológica. O ambas.
Otros ejemplos: Traficar con especies es rentable. Talar árboles es rentable. Lo que es rentable nos permite ascender en este sistema. O sea: destruir es rentable (aunque es lo menos rentable para el resto en el largo plazo).
Por tanto, quienes destruyen el mismo sistema, quienes son corruptos, quienes destruyen el planeta, quienes engañan, quienes contribuyen a la crisis económica, son valorados.
Este sistema se refuerza a sí mismo y crea más corrupción, injusticia e inestabilidad. Esta es indiscutiblemente la causa de la pobreza, de la contaminación.
2. ¿Cuál es el origen de esta distorsión del sistema?
El error está en que nuestro sistema de justicia castiga en vez de premiar. Hay muchos artículos escritos sobre el tema, pero con bases socioculturales y sin una base sistémica no han tenido mucho asidero. Más o menos la cosa va así:
Si criamos a un hijo a plan de castigos, veremos que parece disminuir los comportamientos no deseados. Pero a la larga, siempre terminaremos enterándonos de que hace lo que no queremos.
Todo lo reprimido resurge multiplicado a la larga. Lo mismo sucede con la justicia.
Pero si criamos al mismo hijo premiando los comportamientos deseables en vez de castigar los indeseables, será una persona transparente, mentalmente positiva y saludable. Un equilibrio entre ambos hasta el nivel de la anulación del castigo probablemente sea lo más sano.
Probablemente lo mismo sucedería si el sistema de justicia se concentrara en premiar lo positivo en vez de castigar lo negativo.
3. ¿Porqué seguimos utilizando este sistema legal?
Sabemos que el sistema actual de justicia tiene sus pilares en el sistema romano de justicia. Básicamente lo usamos porque siempre se ha usado. Obviamente, la globalización, el auge de las comunicaciones y la sobrepoblación ya están mostrando las grietas de este sistema de justicia, que no solo es malo, sino que se ha degradado.
4. ¿Porqué se ha degradado sistema legal?
Desde que algo se monetiza, pierde sentido. Cuando miles de capitalistas vieron que era buen negocio invertir en educación, lo hicieron, buscando el sentido lucrativo. Hoy la educación es así de mala por tal razón. Lo mismo sucedió con la política. Ser político hoy es buscar lucro mediante posiciones políticas. Lo mismo sucede con la salud. El caso norteamericano es un ejemplo de abuso del lucro de miles de empresas sobre el derecho a la salud.
Hay algo más. Los sistemas no sólo empiean a fallar cuando se busca el lucro económico en ellos. Los sistemas empiezan a fallar cuando se busca la recompensa. El mismo caso que los anteriores ocurre a nivel personal, con la pareja y los hijos. Cuando nos concentramos en los resultados en vez de concentrarnos en el proceso, todo se distorsiona.
5. ¿Hay posibilidad de un cambio?
Con este sistema estamos creando gente que admira el dinero. El dinero de por sí no es nocivo. El problema es que buscamos los resultados en vez de hacer algo correctamente. Es como hacer deporte sólo por el premio.
En esencia, el problema está en que esperamos recibir y no nos interesa dar. El libro El Ciclo YDOR expresa el error del paradigma actual y propone uno nuevo. En resumen describe lo siguiente:
El sistema se puede cambiar, pero hay que cambiar la raíz de ciertos paradigmas personales. El cambio no sólo es perceptible en el futuro: es perceptible en el corto plazo, principalmente en dos aspectos: bienestar y mejoras económicas personales. De esta forma, el cambio personal no sólo beneficia al individuo sino que acarrea dos componentes clave: contribución a la estabilidad económica y ecológica.
6. ¿Qué debemos hacer para empezar el cambio?
Podemos empezar el cambio con rapidez. Lee con atención:
Gracias por tu ayuda. Si lo logramos, ser un ciudadano sí que servirá de algo.
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