Críticas a la lentitud del supervisor al actuar ante la indefensión de los inversores. La asimetría de la información causa graves perjuicios a los inversores y beneficia sólo a unos pocos
Evitar la asimetría de la información es uno de los principales cometidos del supervisor, que no siempre actúa con la misma celeridad. A juicio de los expertos, el caso Bankia ha puesto en entredicho la labor de la CNMV. No sólo por la salida a bolsa del grupo a través de una oferta pública de suscripción (OPS) en la que captó 3.100 millones de euros, sino, sobre todo, por los fuertes vaivenes bursátiles del pasado mayo y de este verano.
En primavera, la acción pasó de 2,5 euros a finales de abril a un euro, a principios de junio en medio de rumores e informaciones periodísticas alarmantes. La cotización de Bankia sólo fue suspendida en una ocasión, el 25 de mayo, cuando se concretó su petición de rescate de 19.000 millones. Después, entre mitad de julio y el pasado viernes, la cotización se triplicó sin que nadie hiciera nada. Así fue hasta el pasado jueves, cuando el FROB advirtió a los accionistas de Bankia de que deberían correr con parte de las pérdidas.
Según Blas Calzada, ex presidente de la CNMV, "es muy complicado hacerlo bien, pero parece obvio que se podría haber suspendido más veces la cotización de Bankia; hoy en día, la CNMV puede actuar en un cuarto de hora".
¿Estaba justificado en mayo? Fuentes de la CNMV explican que "no había información que no se conociera por el mercado y que tuvieran unos sí y otros no". Sin embargo, muchos discrepan de este recordatorio de los hechos y recuerdan que las turbulencias en torno a Bankia empezaron a tomar fuerza con la publicación de las conclusiones provisionales del informe del Fondo Monetario Internacional (FMI)sobre la banca española.
Lo peor llegaría en julio. El resurgir de una acción que parecía muerta, alegró a los sufridos accionistas, pero también alimentó las dudas: ¿Es normal que un banco virtualmente quebrado triplique su precio en tres semanas? Para la CNMV, sí. "No había nada nuevo", dicen en el supervisor. ¿Por qué, entonces, se pidió al FROB -accionista único del primer accionista de Bankia- que enviara un hecho relevante?
Para los observadores externos, no hay dudas. Juan Ignacio Crespo, analista financiero y ex director europeo de Thompson Reuters, "la CNMV tenía que haber sacado una nota como la del FROB, pero mucho antes, para advertir de los riesgos con Bankia y cortar la especulación". Este experto se pregunta si, al final, las pérdidas de Bankia, que no ha presentado resultados, van a ser al final menores de las previstas.
Las críticas a la CNMV son casi unánimes en lo relativo a la gestión de los tiempos. Alberto Roldán, director de renta variable de Inverseguros, opina que en el caso Bankia "se podría haber pedido mayor celeridad y contundencia al supervisor". Desde otra firma de bolsa, un operador que prefiere el anonimato, apunta que "cuando cae con fuerza un valor, actúan de oficio, mientras que en las subidas espectaculares no hacen nada porque se supone que beneficia al inversor". ¿Se acuerdan de Terra?
Al final, lo que se pide a un supervisor es presencia y ecuanimidad y que vele por un terreno de juego igual para todos. "Antes, el supervisor tenía un peso específico, pero ahora con frecuencia no se sabe si está o no está", dice Gonzalo Lardíes, gestor de Banco de Madrid. La situación es delicada. Urge que vuelva.
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