Mi opinión sobre el aborto
Las noticias vertidas estos días por algunos medios y personas sobre el aborto activan la mente, aún sin ser mujer ni estar embarazado. Gallardón tampoco lo está ni lo ha estado nunca, por lo tanto,
puedo cometer el mismo error que él y hablar sin saber lo que digo, o sí. Lo
que no haré, será, imponer mi criterio por encima de todas las cosas sin pararme
a pensar por un momento, sólo por un momento antes de cometer un error, y dejarme
llevar por ideologías o doctrinas que me recuerdan a una época que ya no quiero volver a vivir, y por supuesto, tampoco se la deseo a las generaciones venideras.
No soy mujer, por lo tanto, me cuesta mucho meterme en el
cuerpo y en la mente de cualquier mujer embarazada y sentir lo mismo. Sin
embargo, me puedo hacer una idea de sus sentimientos llevando un futuro ser en
tu interior.
Imagino, que cuando el embarazo es deseado, no habrá nada
más que le pueda hacer sentir mejor a esa mujer. Será, seguramente, la mujer
más feliz mientras pasan los meses y espera con deseo la llegada de su retoño.
Dicen, entre las mujeres, que para sentirse mujer de verdad, se debe de sentir
dentro el palpitar de un ser extraño qué en meses se convierte en persona. Les
cambia la vida, y lo entiendo, o imagino y quiero entenderlo, porque no es fácil ponerse
en su lugar. Yo mismo, a veces, me he parado a pensar fríamente que pasaría por
mi cabeza estando embarazado. Nunca lo sabré, y por mucho que imagine, no creo
que llegue a sentir lo mismo, pero sí que me habría gustado para poder hablar
con conocimiento de causa. Es muy difícil, que por mucha imaginación que le ponga lo llegue a sentir. Por eso me sorprende tanto, que un hombre hable con esa excitación (como si no hubiera otra razón) de lo que es mejor para esa mujer embarazada.
Imagino, por otro lado, que puede pasar por la cabeza de esa
misma mujer si el embarazo no es deseado. Será, seguramente, una mujer
atormentada a diario pensando en lo que lleva en su interior. Pienso, que no
habrá ni un solo día que no se levante y lo primero que haga sea preocuparse en
la transformación que está sufriendo su cuerpo, y, por muchas razones que tenga
para seguir adelante con su vida, esa transformación le haga pensar diferente y
hasta con miedo en su futuro.
Seguramente, no será al levantarse la única vez durante el día
que le haga pensar en ello, habrá más momentos en los que su mente la lleve a su
interior y la ponga en una tesitura difícil de resolver.
Pueden ser muchos lo motivos por
los cuales una mujer no desee tener ese embarazo. Los mismos que le hagan pensar lo contrario. Son sus motivos, sólo suyos.
Puede que esa mujer sea una adolescente y todo haya
sido un error de juventud. Puede haber sido por una noche de juerga y no se
hayan tomado las suficientes precauciones, o puede ser incluso, porque haya
fallado un anticonceptivo. Ni que decir tiene, si el embarazo es por una
violación…
Por eso, cuando oigo a un hombre que se le supone culto y moderno, hablar con esa falsedad de
lo que es mejor para la mujer embarazada, no puedo dejar de pensar en que es un
ignorante, por muy fiscal que sea y aún siendo ministro. Eso, su poder momentáneo, no le da derecho a
dictar ninguna ley que, según él, protege a la mujer. ¿La protege de quién y
de qué? ¿De los que no piensan como usted? ¿De su doctrina católica y caduca?
Yo no soy nadie, como tampoco lo es Gallardón, por muy ministro que sea, para decidir sobre lo que debe o no debe
hacer una mujer con su cuerpo, como nadie puede decirme lo que yo debo hacer
con el mío.
Estoy seguro, que habrá dentro del PP, gente que no piense
como Gallardón ni como quienes hayan dictado esta ley. Mujeres del mismo
partido que conociendo mucho mejor el asunto no estarán de acuerdo. Se
callaran, o serán muy pocas las que digan algo en contra, pero las hay.
No se entiende hoy, o al menos resulta curioso, que hace muchos años ya, España, en este tema
tan delicado fuera pionera y ahora volvamos a estar a la cabeza pero de la cola
por tanta restricción y tanta ley fuera de lugar y retrograda en los tiempos
que vivimos.
Dejemos los ideales aparte y pensemos de verdad en el bien
de la mujer, porque esto, esta ley, no es lo mejor para la mujer. Seguro que hay un término medio donde la mayoría de mujeres estén de acuerdo, porque no creo que ninguna esté dispuesta a poner en peligro su vida. Y para llegar a ese punto hace falta hablar, no imponer.
Hacer leyes por ideologías personales y querer obligar a
que una mujer con un cuerpo en su interior, tenga que llevar ese embarazo hasta el extremo de poner en riesgo su vida, cuando ese cuerpo es un embrión, o siendo todavía un feto y sin riesgo para la vida de la madre, o quizás deforme y con nulas
posibilidades de vida, y sabiéndolo, porque la medicina lo permite, y querer imponer la obligación de tener que llegar con el embarazo hasta el final, sean cuales sean las consecuencias, no me parece estar a favor de la vida ni de la mujer. Me parece mas bien cruel si no es la mujer, y sólo ella, quien decide lo que quiere hacer.
Que sea la mujer quien decida sobre su cuerpo y
su circunstancia, porque no hay dos casos iguales, y que sea ella la que tome la tan
difícil decisión sobre algo que, siendo hombre, me resulta muy difícil que se
pueda opinar con tanta ligereza como hacen algunos.
Me parece, pues, que es de muy hipócritas hacer leyes y estar tan a
favor de la vida, cuando esta vida, y siendo un embrión de días, no creo que se le
cause ningún dolor. Y me parece de ser muy hipócritas, alabar tanto la vida y dejar en el abandono más cruel a personas qué, ya vivas y malviviendo,
están abocadas a morir sin decencia alguna por la falta de recursos básicos.
¿Qué pensarían sobre esto si pudieran expresarse, tantas y
tantas personas incapacitadas y dependientes, que ni siquiera tienen el apoyo
básico para poder vivir dignamente porque el estado les quita toda la ayuda
necesaria?
No hace falta ser un embrión o un feto para tener derecho a la vida, hace falta
tener respeto y apoyar en lo posible a los que ya están viviendo y no pueden hacerlo decentemente
porque la vida no ha sido justa con ellos.
Miremos por un momento a los países donde mueren a diario
miles de personas sin recursos, por
falta de agua y de comida, por la falta de medicinas… ¿Qué hacemos por ellos? Podríamos hacer mucho y no se hace nada porque estas personas están excluidas
de la sociedad, no interesan. ¿Se pensó en esas mujeres que iban a ser madres de hijos con deformaciones y se les proporcionaron los recursos para tenerlos o no tenerlos dignamente? ¿Acaso no tienen el mismo derecho que un embrión a vivir? Tienen más derechos puesto que están vivos, sin embargo, están olvidados.
Defender la vida por un lado, y no hacer nada por el otro, para que la gente más desfavorecida puedan vivir con dignidad, me parece una falta de respeto a
la razón y querer implantar en la sociedad (como si fuera tuya) unas creencias
antiguas y casposas que nada tienen que ver con el momento que vivimos.
Abortar, seguro que no es nada fácil para ninguna mujer,
seguro que su cabeza le da mil vueltas antes de hacerlo, pero no creo que haya
nadie capaz de meterse dentro de ella para saber cómo siente, que piensa, y
sobre todo, si abortando hará lo mejor. Es una decisión tan difícil de tomar,
que nadie, ninguna mujer, debería dejarse influenciar a la hora de decidir, y
nadie, por muy ministro que sea, tiene el derecho a decidir por esa mujer.
Oír también a Cospedal decir, y más siendo mujer: "que los españoles, en lo que nos tenemos que preocupar de verdad, es en los problemas que tiene el país", - como si el aborto fuera un problema menor y sin importancia-, me hace pensar dos cosas: o que no tiene criterio propio y obedece a las mismas ordenes que Gallardon y a la iglesia, o, que, teniendo su criterio y siendo mujer, prefiere callárselo y seguir como una obediente oveja en el rebaño que le da de comer... Entendería las dos posturas, puesto que ninguna me extraña, sin embargo, e independientemente de su ideología política, sino que pensando como mujer, si que me deja un poco confuso, que viéndola como una mujer joven y de este tiempo, todavía le quepan en la cabeza estas leyes represoras que no le hacen ningún favor a ella tampoco como persona.
Creo que hay asuntos de estado y que nos incumben a todos, que no deberían de estar sujetos a ideales políticos ni creencias religiosas de ningún tipo. Deberíamos, y más todavía, quienes hacen política, ponerse de acuerdo alguna vez, dejar a un lado los fantasmas del pasado y mirar por el bien común en una sociedad que no deja de avanzar.
Si alguien puede o debe dar consejos sobre el aborto,
prefiero que sea un colectivo de médicos imparciales y que sepan de lo que hablan, no un
ministro de injusticia acatando las doctrinas de la iglesia y dejándose llevar
por sus creencias personales.
Me parece que es una reforma ideológica y machista, indignante e injusta para las mujeres porque les quita su derecho a decidir, y cruel. Me parece una crueldad y una aberración en los tiempos que vivimos que tengamos leyes tan carcas por decreto, o por que le salga de los cojones a quien sea.
Las mujeres seguirán abortando, o no, como siempre se ha estado haciendo. Y oyendo algunas barbaridades como se oyen, casi habría sido mejor para la humanidad, que algunas madres, en su día, hubiesen tomado la decisión de abortar y no haber parido semejantes monstruos para la sociedad.
Derecho a la vida sí, por supuesto, y digna, pero también el derecho a decidir.
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