La crisis que recorre Europa en estos momentos, hace enormemente actuales dichos planteamientos y pone sobre la mesa, la necesidad de plantear alternativas que garanticen que el sistema democrático responde a los intereses de la mayoría ciudadana.
Parafraseando a Marx, “ un fantasma recorre el mundo, las crisis capitalistas, que arrasan con los derechos y las conquistas logradas con tanto esfuerzo, sangre y sacrificio”.
En esta etapa de desarrollo capitalista neoliberal, los parlamentos se han convertido en instituciones que dan apariencia democrática a proyectos inspirados por grupos de presión pertenecientes a las élites de poder y elaborados por los poderes ejecutivos.
La transferencia progresiva del poder político a tecnoburocracias gubernamentales y poderes alejados de todo control ciudadano, matan la ilusión democrática de la ciudadanía. El debate político, preparado con técnicas profesionales del discurso publicitario, se convierte en un espectáculo. A la vez que, la personalización del poder y el anonimato de los verdaderos centros de toma de decisiones, muestran la inoperancia del sistema democrático establecido.
El funcionamiento del sistema parlamentario, muestra cada vez más su papel transformador de los intereses privados de la plutocracia en voluntad colectiva. Oscuros consejos de administración e instituciones no representativas, fijan las decisiones que determinan las condiciones de vida-( rentas, empleo, salud, educación,…), de la gran mayoría de la ciudadanía. Ésta percibe de forma progresiva la decadencia de la función parlamentaria, en la que los cargos electos son simples espectadores ante la toma de decisiones ajenas al interés de la mayoría ciudadana que representan.
La actual crisis ha agudizado la evidencia de que las grandes decisiones que afectan a la mayoría de la población, son tomadas e impuestas por instituciones al servicio de los grandes poderes económicos,( FMI, BM OMC,…), quedando así la democracia confiscada por esos poderes ocultos.
Por otro lado, las estructuras partitocráticas de “obediencia debida”, hacen que los parlamentarios, lejos de defender los intereses de sus representados, estén al servicio del gobierno de turno, el cual es un mero ejecutor de esas decisiones.
En el caso europeo, la situación se agrava porque las transferencias de soberanía de los Estados a instituciones supranacionales y tecnocracias sometidas a los poderes económicos dominantes, hacen percibir a la ciudadanía que ya no pueden intervenir con su voto en campos que le afectan directamente, pero que cada vez están mas fuera de su alcance.
La adopción del dogma neoliberal mundializador, asociado a la desreglamentación, monetarización, libre flujo de capitales y privatizaciones, ha hecho que la economía esté cada vez más alejada de la satisfacción de necesidades sociales, produciendo pauperización, exclusión y fractura social.
Las grandes decisiones económicas se hurtan al sufragio universal. Los Estados, mediante la privación voluntaria de soberanía, obedecen a lógicas ajenas a las necesidades sociales colectivas. Los gobiernos, reniegan de los programas electorales propuestos a la ciudadanía para salir elegidos y se pliegan a la aplicación sistemática de consignas que fijan esos organismos supranacionales no elegidos, además de ratificar Tratados que ejercen una dictadura económica.
El ejemplo más claro es el modelo de “Banco Central” instaurado en la Unión Europea, el cual, lejos de ejercer el control económico que le corresponde en bien del interés general,( poner freno al flujo de capital, neutralizar la acción especulativa, etc.). Se declaran ¡¡ independientes !!, pero realmente son controlados por los poderes financieros y son activos colaboradores en la imposición de las políticas económicas que benefician a estos sectores y perjudican a la mayoría.
Ante esta capitulación de los Estados y la supremacía de los mercados, se ensanchan las desigualdades e impera la injusticia. La democracia, da así la espalda a los fundamentos del Contrato Social y se convierte en una impostura, traicionada y confiscada por un pequeño, pero poderoso grupo de privilegiados.
Como exponemos al principio, ya en el año 97 del siglo pasado, afirmaba Ignacio Ramonet en su célebre Editorial: “ Desarmar los Mercados”, que:” la optimización a escala planetaria del capital financiero, ignora y rebaja a las naciones y sus Estados, en tanto que espacios idóneos para el ejercicio de la Democracia y garantes del bien común, además de poner a los pueblos en un estado de inseguridad generalizada”. No es casual que mientras aumenta la pobreza de la mayoría, aumente la riqueza de unos pocos.
Todo lo anterior, pone sobre la mesa la necesidad de la movilización ciudadana y de la progresiva construcción a corto plazo, de un núcleo de reivindicaciones estructurales básicas, con el fin de empezar a corregir la actual situación, que entre otras, podrían ser:
2.- Sistemas de listas abiertas que impidan que las mayorías parlamentarias se sometan dócilmente al poder del gobierno de turno o los intereses de partido.
3.-Que los representantes elegidos democráticamente tengan que dar cuenta directa de sus actuaciones a sus representados a través de circunscripciones electorales.
4.-Creación de Organismos y Estructuras Democráticas a nivel supranacional que impongan límites y control al capital financiero, e impongan a corto plazo, acciones encaminadas a poner la economía al servicio de la mayoría ciudadana mediante:
- Supresión de los paraísos fiscales.
- Aumento de la fiscalidad a las rentas del capital.
- Aplicación de tasa a las transacciones financieras, no vinculadas directamente a la creación de riqueza en la economía real.
- Separación de la banca comercial de la financiera.
5.- Transformación de las cajas y bancos rescatadas con dinero público, en una banca pública que apoye la economía productiva y financie mediante créditos sin ánimo de lucro, la economía productiva y las necesidades básicas de la ciudadanía.
6.- Priorización presupuestaria de las políticas encaminadas a la ampliación y mejora de los servicios públicos que conforman el Estado de Bienestar.
7.- Política fiscal que garantice a los Estados la recaudación suficiente para hacer frente a los gastos sociales que garantizan una calidad de vida a la ciudadanía.
8.- Necesidad de someter a referéndum cualquier proceso privatizador de bienes públicos.
9.- Incluir la renta de ciudadanía como un derecho básico que tienen las todas las personas. Y en el corto plazo, facilitarla especialmente a aquellas que no disponen de medios para cubrir sus necesidades al estar excluidos del sistema productivo.
Vía:http://www.attac.es/2013/12/22/para-quien-gobiernan-los-gobiernos/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=para-quien-gobiernan-los-gobiernos
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