20/1/2014
Aunque los líderes europeos señalan que la crisis se bate en retirada, la situación de la banca es mucho más compleja de lo que les gustaría aceptar. En Alemania, Francia e Italia hay bancos que están al borde de la quiebra y la debilidad de la economía puede hacerlos desaparecer en los próximos meses. Por eso que las pruebas de estrés que se apliquen son cruciales para determinar la salud del sistema. Hasta el momento los test de estrés realizados a la banca europea han resultado demasiado blandos y condescendientes, con exigencias de reservas de apenas el 3 por ciento (o un apalancamiento de 33 veces), que niegan la realidad de un sistema que está al borde del abismo.
Por eso que el informe publicado este fin de semana por Viral Acharya y Sascha Steffen, pone este tema bajo el microscopio y defiende una exigencia de reservas del 7 por ciento, tal como lo estipulan las normas internacionales de Basilea III, aunque el Reino Unido exige niveles aún más elevados que permitan a la banca superar huracanes sistémicos como los desatados tras la crisis de 2008 sin obligar al rescate de los gobiernos y los contribuyentes.
Si se impone en la zona euro la exigencia del 7 por ciento de reservas a la banca (un tope de apalancamiento de 14,3), los bancos investigados requerirán capital por 767 mil millones de euros(ver Tabla), para poder soportar nuevas tormentas en el sistema financiero. Esto indica que si la situación empeora no se descartan nuevos rescates de los gobiernos a la banca, lo que puede obligar a nuevos ajustes y recortes presupuestarios en momentos en que la economía aún no supera el impacto de la crisis que estalló hace seis años. El Estudio realizado por Sascha Steffen, de la Escuela Europea de Administración y Tecnología (ESMT) de Berlín, y su colega de la Universidad de Nueva York, Viral Acharya, somete a unas rigurosas pruebas de estrés a gran parte de la banca europea, cuyos resultados se resumen en esta tabla:
La investigación muestra que 109 de los 124 bancos europeos cuyos datos se han sometido a las pruebas de esfuerzo, se encuentran en serias dificultades y no se descarta el colapso de alguna de estas entidades en el curso de 2014. Los bancos franceses requieren capital adicional por más de 285 mil millones de euros y los bancos alemanes aún requieren ayudas por 200 mil millones de euros. Solo estos dos países requieren casi 500 mil millones de euros, suma equivalente al total de los rescates realizados a los bancos europeos desde el inicio de la crisis. La banca española no se queda atrás y requeriría capital adicional por 90 mil millones de euros. Steffen y Acharya recuerdan que su informe incluye solo a 109 bancos, y que si se agregan al estudio los restantes 15 bancos las necesidades de capital serían mayores.
Bombas de tiempo en Francia y Alemania
Como hemos señalado en otros artículos,
la banca se encuentra artificialmente a flote gracias al apoyo de los gobiernos y el
respiradero que facilita el Banco Central Europeo. El sistema colapsó tras el estallido de la crisis producto de los masivos niveles de apalancamiento que se generaron en los momentos de la euforia del crédito. Y como los líderes europeos centraron su atención en los problemas de la periferia (Grecia, España, Portugal), no fueron capaces de ver las bombas de tiempo ocultas en Francia y Alemania, cuyo sistema financiero aún requiere más de medio billón de euros en ayudas de sus gobiernos y los contribuyentes.
El informe de Steffen y Acharya señala también que numerosos bancos débiles de Chipre, Bélgica y España se enfrentan a problemas de capital y deberán solicitar ayudas de los gobiernos. En Italia pena la situación del
Monte dei Paschi di Siena, uno de los principales candidatos a la quiebra, aunque defendido de las garras de la banca foránea por sus principales (y miles) de pequeños accionistas. Este banco ha tenido en los últimos dos años casi 8 mil millones de euros en pérdidas y requiere una inyección de capital de 3 mil millones de euros.
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