Va Goirigolzarri en un tren y se encuentra a un conocido y le dice:
“veo que a pesar de la crisis todavía viajas en 1ª clase”; y le responde el banquero:
“mis clientes van todos en 2ª clase y me los encontraría”. Para esquivar a los clientes y animar a los accionistas José Ignacio Goirigolzarri, el presidente de Bankia supera en optimismo, y brujería fantástica a Emilio Botín cuando pronostica las excelencias de su banco. Sí nos atenemos a sus palabras dice así:
“Iniciamos 2013 desde una sólida posición: un balance saneado, buenos niveles de solvencia y una excelente situación de liquidez. Nuestro reto ahora es hacer de Bankia una entidad rentable que permita devolver a la sociedad el apoyo que nos ha prestado”, por lo que anuncia a bombo y platillo que este ejercicio de 2013 volverán los codiciados beneficios. Bajemos de las nubes y aterricemos en la realidad:
la pérdida del ejercicio contable de 2012 asciende a la astronómica cifra de 19.056 millones de euros, la mayor que ha tenido una empresa desde que se creo la actividad comercial o al menos desde los tiempos de Jesucristo. ¿Puede Bankia ser rentable de forma súbita, en un abrir y cerrar de ojos? ¿O los beneficios serán al estilo de los anunciados en el ejercicio de 2011 donde de 305 millones se pasó a 2.975 millones de pérdidas? Es fácil dar una respuesta del porque se hizo ese cambalache, se trataba de engalanar Bankia mostrando resultados positivos con el fin de engañar a los potenciales accionistas cuando la entidad iba a salir en Bolsa. Los inversores institucionales huyeron, como alma en pena, de suscribir una sola acción ya que con los números en la mano se les veía el plumero.
Los secuaces, que montaron el tinglado de Bankia, no les quedaba otra que engatusar a sus propios clientes que tenían cuentas de ahorro para que adquirieran acciones con las que se iban a forrar en dos días. Con persistencia y tesón de sus directores de oficina (con el agradecimiento de la labor cumplida hoy los ponen de patitas en la calle) se colocaron los títulos entre ahorradores en lugar de inversores. Me queda por hacer la pregunta del
tritritrilón ¿Por qué se han aplicado en el ejercicio de 2012 provisiones por 26.845 millones de euros? Estas perdidas, que se han provisionado, no han surgido como un hongo de la noche a la mañana, estas pérdidas estaban ahí, agazapadas, en 2011. No hace falta deducir demasiado: estos cabrones engañaron sin piedad a los accionistas ocultándoles una situación de hundimiento patrimonial de una envergadura colosal. ¿Qué hizo la Comisión Nacional del Mercado de Valores ante esta estafa? Nada. ¿Qué hizo el Banco de España? Nada.
No se trata de chafar la guitarra a Goirigolzarri se trata de poner las cosas en su sitio:
tres millones de clientes se han largado con sus depósitos del banco y a todos estos hay que añadir los que se marcharán. La morosidad está por las nubes, se informa abiertamente que asciende a más del 13%, a este porcentaje hay que añadir los préstamos y créditos fallidos que se han trasladado al banco malo. Seguimos para bingo, las refinanciaciones ascienden a 19.000 millones cuando el 66% (12.540 millones) están fallidos. Bankia tiene un plan para despedir a 6.000 empleados, las indemnizaciones (de los que se despidan este año) se deben cargar en el ejercicio que se materialice, es decir, restará de los beneficios. El negocio bancario se deprime, no hay crédito, no hay operaciones, es decir caen las ventas. Esta es la realidad y muchas cosas más, lo demás es brujería fantástica de Goirigolzarri que se ve obligado, como chamán en jefe de la tribu de embaucadores, a modificar la realidad y ofrecer una percepción de manera que no responda a la lógica del raciocinio colectivo, algo así como señalar con el dedo la dirección del paraíso terrenal.
Todo este rollo es para captar ingenuos a los que de nuevo robarles la cartera endosando unas acciones que no van a tener ninguna rentabilidad y contentar al populacho que ha puesto la pasta. Sin esta rentabilidad no hay nada que hacer. Dicho de otra manera, es un engaño sobre otro engaño cuando toda esta gente tendría que estar en la cárcel. Problema añadido: se tendría que construir un Carabanchel y un Alcalá Meco y todavía estarían hacinados. Voy, a continuación, a cumplir con lo prometido en el post anterior de tratar de descubrir el tupido velo que estos angelitos han tapado el descalabro de Bankia.
Se dice que las comparaciones son odiosas pero prescindo de ello y traigo a colación las vicisitudes de dos bancos: el
Banco Español de Crédito (Banesto) y la fusión de cajas de ahorro que dio lugar a
Bankia, pese a tener una situación común de insolvencia los acontecimientos fueron distintos. El tratamiento que se dio a Banesto fue el tradicional (la receta preestablecida por el Banco de España) es decir, la que se ha aplicado con, por ejemplo, Banca Catalana que fue intervenida, saneada con fondos públicos y finalmente adjudicada a otro banco (BBVA), por designación del Banco de España o a través de una subasta. Este es, en pocas palabras, el procedimiento establecido pero veamos con más detalle los eventos que se suceden. La inspección del Banco de España detecta súbitamente un “agujero” de 605.000 millones de pesetas, de inmediato el 28 de diciembre de 1993 el gobernador Luís Ángel Rojo nombra a Alfredo Saenz funcionario público con todos los poderes para intervenir Banesto. La intervención quiere decir que se presenta en la sede central del banco y entrega la orden de destitución del presidente Mario Conde y todo el consejo de administración.
A partir de ese momento Banesto queda en manos de Alfredo Saenz que nombra a sus asesores y se adjudican el control de la entidad. La intervención provoca la suspensión de la adquisición y venta de las acciones en Bolsa. De momento, los accionistas se quedan con el “papel” en las manos pendiente que se le adjudique un valor (en Banca Catalana el valor fue de una peseta). La primera labor de Alfredo Saenz fue restablecer el balance contable para llevarlo a su equilibrio. Es decir, aplicar la forma de tapar el “agujero” de 605.000 millones de pesetas.
Se aplicaron las Reservas de Banesto y de todo su Capital: en conjunto 320.000 millones de pesetas y finalmente, una vez agotados los fondos propios del banco, se completó con la aportación de 285.000 millones de pesetas por el Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios. (Para más detalles, En la barra del blog en la entrada
Investiga que algo queda puedes encontrar
El Banco de España fabricó el “agujero” de Banesto).
Veamos lo que ocurrió en Bankia estando en manos de los secuaces que la llevaron a la ruina. La inspección del Banco de España, cuando detectó el “agujero”, informaría al gobernador y éste al ministro de Economía y este al presidente del gobierno, el ataque de pánico debió ser de órdago por lo insondable del mismo.
La decisión de este tipo de asuntos es política. Se dieron ordenessotto voce de que no se a se utilizaría el procedimiento establecido al uso para estas circunstancias y se evitara la intervención. No se podía enviar a la comisión de intervención para sacar a patadas a Rodrigo Rato, no se podía sustituirlo por un funcionario nombrado por el gobernador del Banco de España, no se podía declarar que Bankia estaba en situación de insolvencia cuando cada una de las cajas que la componían disponían de informes de auditoria de que todo marchaba sobre ruedas, no se podía declarar el tamaño astronómico del “agujero” y lo peor de todo, no se podía intervenir ya que el Fondo de Depósitos de Garantía Bancaria, que era quien tenía que poner el dinero, no tenía un euro en la caja. Los fondos se habían utilizado para “ayudar” a los bancos.
Con este panorama, el presidente de gobierno, no puede ser de otra forma dio ordenes de vestir el muñeco, y a fe que lo vistieron. En lugar de intervenir el banco se interviene a su socio, es lo equivalente a que una inspección detecte que en una granja hay vacas que producen leche que está contaminada y la comisión se lleva al buey.
En lugar de intervenir Bankia se interviene el Banco Financiero y Ahorro S.A. (BFA), en lugar de enviar a Rato a paseo se le invita a marchar y se nombra Goirigolzarri,
en lugar de que la inspección del Banco de España evalúe el “agujero” es el presidente del banco que apunte las necesidades financieras.Se hace difícil, a pesar del teatro que se monta, argumentar que BFA está intervenido cuando no tiene ni tan siquiera depositantes y Bankia que si los tiene campe a sus anchas. Otra pregunta del
tritritrillón ¿No se interviene un banco para garantizar los depósitos de los clientes? ¿Entonces para que coño se interviene BFA en lugar de Bankia? La respuesta está en este mismo párrafo: todo se hace para salvar el culo de la cadena de secuaces, aunque arruine al país entero. La procesión es larga, van de la mano desde el presidente del gobierno hasta el último de los inspectores del Banco de España y forzado el estrabismo el último mono de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Podría ahora continuar con las peripecias que quedan pendientes al asunto Banesto. Una vez saneado el banco con el maná del Fondo de Garantía de Depósitos Bancarios (FGDB) y removido a patadas el anterior consejo se preparó una subasta que se la adjudicó el Banco Santander, que por cierto, el sobre que depositó Botín en la urna contenía una hoja con la cifra por la que pujaba pero carecía de la necesaria firma.
Emilio Botín sobornó a Alfredo Saenz y a su grupo asesor, para que le facilitase información del estado real de Banesto con el fin de adaptar su oferta en la subasta. Comprenderá, quien lea esto, que lo que afirmo es fidedigno y hay prueba de ello. Saenz fue nombrado por Rojo como interventor de Banesto, por lo tanto funcionario público,
la subasta resultó amañada pero más amañada resultó la inspección ya que 596.696 millones de pesetas se recuperaron un año después de los 605.000 millones de pesetas del “agujero” detectado. El beneficiario fue Botín y su Santander, Saenz a parte del soborno se llevó el titulo de consejero delegado del banco cántabro. Queda por decir que Mario Conde por su soberbia y chulería pago los platos rotos y cayó en la trampa que le tendieron los organizadores del festival que necesitaban una cabeza de turco y la de Conde venía como anillo al dedo. En lugar de ceñirse a los números, Conde, se dedicó a levantar secretos de Estado que se llevaron por delante a Felipe González, no le sirvió de nada ya que la fiscalía le monto una querella que derivó en juicio y con sentencia condenatoria de cárcel. En Bankia, los secuaces que montaron el tinglado evitaron todas estas peripecias surgidas en la intervención de Banesto y se acomodaron, ya que ostentaban el poder, a otra estrategia empezando por la imposibilidad de cubrir el “agujero” (el dinero disponible del FGDB estaba a años luz del necesario) y evitar una subasta que nadie en su sano juicio iba a participar.
Una flagrante insolvencia punible se hace pasar por inevitables “ayudas” a la banca en una crisis sistémica a cargo de las arcas del Estado.
Parece increíble la osadía de estos canallas que hasta ahora han superado todas y cada una de las dificultades. Aun me queda otra de las preguntas del
tritritrillón ¿Por qué la obstinada necesidad de salir a Bolsa si se precisa de una mayor trasparencia contable? La respuesta va en este sentido: durante años las cajas de ahorros fusionadas en Bankia habían estado “colonizadas” por los políticos de turno sin rendir cuentas a nadie, el Banco de España que debía controlar su solvencia actuó de florero (Ver:
El reactor nuclear del Banco de España explota en los archivos del mes de diciembre de 2012) sin accionistas y sin control hicieron de su capa un sayo contando con la complicidad del auditor que tragó carros y carretas (se supone a cambio de algo) pero cuando el “agujero” se hizo insondable y las patrañas insuficientes se tuvo que encontrar dinero en otra parte y reconvertir el bodrio de las cajas en un banco con el fin de atraer accionistas que pusieran el dinero.
Mientras tanto, el plan de los secuaces era mantener agazapado el “agujero” insondable con la complicidad de la inspección del Banco de España y la cadena de mando (Ver:
No quieren que hable en los archivos de diciembre de 2012) hasta llegar al presidente del gobierno. No todo ha sido un paseo triunfal para estos lacayos que diseñaron la hoja de ruta de Bankia, se encontraron con que el auditor no estaba dispuesto a dar el visto bueno a las cuentas y firmar sin salvedades mientras se mantenía agazapado, lo que en el ejercicio 2012 ha salido a flote:
provisiones por 26.845 millones de euros que una buena parte eran pérdidas de 2011 y anteriores que se habían dilatado en el tiempo. No se trataba de una discrepancia menor sino de unas pérdidas estratosferitas. Tras la negativa del auditor Deloitte, escarmentado por su reciente pasado cuando absorbió en su seno a la auditora Arthur Andersen al ser despachada del mercado por las mentiras al por mayor aplicadas a su cliente Enron hasta el último día de su quiebra total, hizo que se mantuviera firme.
Entonces, los administradores de Bankia, con Rodrigo Rato a la cabeza, no les quedó más remedio que mentir sin la tapadera del auditor.
Lo que expongo a continuación está dicho (Ver:
Rato miente como un bellaco y sus señorías le ríen las gracias en los archivos del mes de Julio 2012) pero reincido aquí de nuevo
por la importancia que tiene la responsabilidad penal de Rodrigo Rato como presidente de Bankia. La Ley obliga a los administradores de una sociedad que pretende salir a Bolsa y emitir nuevas acciones a través de una ampliación de capital a suscribir un folleto explicativo donde facilitan, a los potenciales accionistas, datos del estado de la sociedad y el futuro próximo que le espera.
Esta información parte de los estados contables y es ciertamente completa, está dirigida a inversores nacionales como internacionales a los que anima en la adquisición de las nuevas acciones que se emiten. Me leí, de arriba abajo, el Folleto Informativo Oferta Pública de Suscripción y Admisión a Negociación de Acciones de Bankia, ya que sabía que de existir discrepancia estaría en ese texto. No fue hasta llegar a la página 383 del Folleto en el apartado 5.3 Precios dice lo siguiente:
“Se hace constar expresamente que la Banda de precios ha sido fijada por el Banco en común acuerdo con las Entidades coordinadoras Globales, sin que exista un experto independiente que asuma responsabilidad alguna por la valoración de las acciones de Bankia resultante de dicha Banda de Precios. La banda de Precios se ha establecido siguiendo procedimientos de valoración de empresas generalmente aceptados por el mercado en este tipo de operaciones y teniendo en cuenta las características y circunstancias propias del Banco y la situación presente en los mercados financieros internacionales. Se hace constar que el precio o precios definitivos de las acciones de la Oferta podrán no ser comprendidos dentro de la referida Banda de Precios”. Queda suficientemente claro que el “experto independiente”, en este caso el auditor, no se pronuncia sobre el valor de Bankia.
Los administradores están obligados a determinar el precio de las acciones que van a poner en circulación y es el auditor el que da, por decirlo así, el visto bueno al cálculo realizado. Rato y su Consejo de Administración se pronunciaron que las acciones estaban en una banda que iba desde los 4,41 euros a los 5,05, calculado en base de los estados financieros a 31 de diciembre de 2010, por lo que representaba valorar el banco entre los 7.641 millones de euros a los 8.749 millones. Esta valoración es totalmente falsa y motivo suficiente para que el auditor se diera a la fuga y no aplicara su juicio, ni tan siquiera a la baja, y dejara colgados a los administradores de Bankia.
En esta tesitura, a los administradores de Bankia con Rodrigo Rato a la cabeza no les quedaba otra opción que recurrir al neto patrimonial contable, operación que tan sólo requiere una simple división: Capital, 1.816 millones, acciones 908 millones. Resultado de la división: precio de la acción 2 euros de valor nominal. No lo hicieron y se tiraron a la piscina fijando un precio de 3,75 euros por acción, un 15% por debajo de mínimo de la banda. Este, el del descuento, no es el problema, el
problema, si nos atenemos al párrafo que consta en el Folleto, se trata que el valor de las acciones que salían a Bolsa carecían del visto bueno del auditor que
la Ley obliga para evitar que se estafe impunemente a quienes las adquieren. Esta es la razón, más que suficiente, que los inversores institucionales apreciaron como una tomadura de pelo nunca vista. Todos salieron pitando de la oferta de acciones de Bankia. Las acciones salían al mercado con la sospecha que las cuentas de la agrupación de cajas arruinadas era una ruina mayor.
El “mercado” de las acciones de Bankia quedó acotado a aquellos que carecían de la, vital, información: los desamparados ahorradores que fueron embaucados por la propia entidad de emitía las acciones.
La cadena de cómplices necesarios para llevar a buen puerto la nave de Bankia están más apilados que en el camarote de los hermanos Marx los suministradores de servicios tal como
el Comité de Auditoría de Bankia que dejó escrito en su memoria que su actividad en 2011 se había “desarrollado satisfactoriamente”. ¿Cómo pueden decir algo por el estilo cuando el auditor Deloitte se había negado a firmar las cuentas y se tuvo que reformular el balance, después de la salida de Rodrigo Rato y bajo el mando de José Ignacio Goirigolzarri, de dar beneficios pasó a registrar pérdidas. No puedo cerrar este artículo sobre el atraco que Bankia a perpetrado a sus clientes sin referirme a la venta de participaciones preferentes que una vez ha salido a flote la artimaña de ser un producto sin fecha de retorno se les propuso la compensación por acciones.
Los desafortunados clientes han sido doblemente estafados cuando las acciones no valen nada. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España no han protegido a los clientes minoristas y ha pesado más su función de lobby que su obligación legal de proteger al pequeño inversor. Van a hacer falta muchas campañas de publicidad para lavar la cara al engendro de Bankia, de momento mantente alejado, tu dinero está más resguardado en el colchón que en manos de estos estafadores. Me queda por decir más sobre el engendro de Bankia por lo que
el próximo post prometo rematar el asunto.
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