7/6/2014
Aitor Riveiro
Alberto Garzón, diputado de IU, publica 'La Tercera República', un ensayo que va más allá de la defensa de un cambio de sistema de Estado
"El dilema es si seguimos en la vieja política, la de la corrupción, las redes clientelares y el caciquismo, frente a una nueva forma de entender las reglas del juego"
Alberto Garzón (Logroño, 1985) llega a la carrera a la cita. El diputado de IU lanzó su nuevo libro,
'La Tercera República' (Península), el martes, un día después de que el rey Juan Carlos I anunciara su abdicación. Desde entonces, los actos y entrevistas se han multiplicado. También la actividad política. Garzón saluda la renuncia del rey y la coincidencia, pero se apresura a explicar que las fechas estaban elegidas con mucha antelación.
¿Los sucesos de la última semana confirman la pertinencia del libro?
Es una casualidad, terminé de escribirlo en navidades. Pero entraba dentro de las probabilidades, porque tarde o temprano iba a ocurrir. La abdicación manifiesta que existía un fenómeno político de fondo que ha sido disparado por los resultados de las elecciones europeas, que dieron un resultado de severo castigo al bipartidismo, que ha sido siempre un pilar fundamental de la monarquía y del sistema político del 78. Este sistema está en quiebra, está erosionado, y es lo que ha precipitado la decisión del rey. Ahora se abre un escenario de posibilidades, entre ellas la república.
En el ensayo diferencia entre la república como forma de Estado y el republicanismo como sistema político-social. ¿Cuáles son esas diferencias?
La república es una forma de Estado que se caracterizaría por el procedimiento para elegir al jefe del Estado: en una monarquía se hereda y en la república hay una decisión democrática.
La tradición política republicana va mucho más allá. Concibe la política como una forma de participación ciudadana sin limitar la democracia al voto cada cuatro años para que el resto del tiempo los ciudadanos sean un sujeto pasivo. En vez de entender la política de forma delectiva, en la que el ciudadano delega sus decisiones en representantes que son los que ostentan de forma efectiva la soberanía, defiende un planteamiento de mayor participación democrática donde el ciudadano sea un sujeto político activo durante todo el mandato.