Hace unas semanas los responsables de la plataforma de divulgación científica Naukas.com hicieron a sus colaboradores la siguiente pregunta:
“¿cuál será el descubrimiento o avance de la ciencia que más va a cambiar el mundo en los próximos años?” Mi respuesta, que ustedes pueden leer
aquí, fue clara y contundente: la
nanoseguridad.
La gran ventaja de la nanotecnología es que es una herramienta cuyo uso no está restringido a un área concreta y puede ser aplicada a diferentes campos científicos como lafísica, la química, la medicina, la alimentación, la farmacología, las comunicaciones, la biotecnología, el medioambiente… Pues bien, actualmente son muchos los esfuerzos que se están haciendo para asegurar la seguridad de los nanocompuestos, unos materiales que hoy día ya se están aplicando en distintas áreas como la ciencia de los materiales o la electrónica y que se espera que en los próximos años se afiancen en muchos otros sectores.
Sin embargo, hay un campo donde el desarrollo de la nanotecnología aun está lejos de alcanzar las expectativas generadas: la alimentación. A pesar de que ya existen algunos nanocompuestos en el mercado alimentario (preferentemente en el campo de los envases, la seguridad alimentaria o la encapsulación molecular), el ritmo de implantación de la nanotecnología es significativamente inferior al llevado a cabo en otras áreas.
El motivo reside en la mayor reactividad que presentan las nanopartículas, así como en su gran facilidad para atravesar barreras fisiológicas que les permite llegar a regiones celulares donde no se conoce su posible toxicidad a corto o a largo plazo… lo que provoca que la evaluación de riesgos sea complicada y que el proceso de desarrollo de nanoalimentos esté siendo más lento de lo esperado.
¿Y este retraso en el éxito de la nanoalimentación es un factor negativo? Ni mucho menos. Desde mi punto de vista hay que ir con pies de plomo en el campo de la seguridad alimentaria de los nanoalimentos para evitar problemas mayores. Por ello, el avance en la evaluación, identificación y prevención de riesgos nanotecnológicos en el campo de la alimentación es imprescindible que se haga de forma minuciosa… pero también es necesario que se tomen medidas correctas que no paralicen el desarrollo de la nanotecnología en el sector alimentario.
Pero no todos los problemas de la nanoalimentación residen en la seguridad de las nanopartículas. Actualmente existen grandes lagunas entorno a los métodos oficiales de detección de nanocompuestos, a su verdadera efectividad, a la legislación que debe aplicarse a los nanoalimentos, a su etiquetado… o se soluciona lo antes posible este embrollo o mucho me temo que seguirán pasando los años y aun no podremos disfrutar de las grandes ventajas que ofrece la nanotecnología en el sector alimentario.
Pues bien, en el post de hoy me gustaría aportar mi pequeño grano de arena al mundo de la nanoalimentación. Con el doble objetivo de no estancar el progreso de los nanoalimentos y de conseguir despejar todas las dudas existentes sobre sus riesgos, voy a proponer undecálogo de actuaciones que creo deberían llevarse a cabo de forma urgente en el campo de la nanoalimentación.
Ahí van mis diez mandamientos:
1) Armonizar una legislación internacional en materia de nanoalimentación. Urge decidir si se debe cambiar radicalmente la normativa vigente respecto a los alimentos convencionales para adaptarla a la nanotecnología, dejarla como está o simplemente modificar las directrices necesarias para su aplicación de tal manera que se especifiquen criterios para las pruebas de seguridad en nanoalimentos.
2) Validar y estandarizar de forma oficial los métodos de análisis necesarios para detectar y caracterizar la presencia de nanopartículas en matrices alimentarias.
3) No regular tecnologías sino productos individuales. Es necesario evaluar el efecto en el organismo de cada nanopartícula y no caer en el error de generalizar. Ni en todas las nanociencias (medicina, alimentación, informática, materiales, etc.) se emplean las mismas nanopartículas, ni el origen de todas las nanopartículas es el mismo (no es lo mismo un nanocompuesto procedente de la digestión de una proteína que otro en el que participen metales), ni todos los tamaños de nanopartículas son los mismos (por lo que unas atravesarán unas paredes fisiológicas y otras no podrán hacerlo).
4) Establecer la toxicología, toxicinética y biodisponibilidad de cada tipo de nanocompuesto estableciendo las “dosis límites” que no habría que rebasar para que las nanopartículas empleadas sean inocuas ya que estos parámetros pueden afectar a la bioquímica celular y otros procesos fisiológicos del organismo.
5) Realizar estudios in vitro e in vivo para evidenciar la efectividad de las propiedades funcionales reivindicadas para el nanoalimento, tanto a nivel de nanocompuesto (nanopartícula, nanoencapsulado, nanofibra…) como a nivel del producto final.
6) Conocer el comportamiento de agregación de cada nanopartícula en la matriz alimentaria donde quiera introducirse para predecir la formación de macroestructuras al interaccionar con los ingredientes intrínsecos del alimento.
7) Conocer las posibles variaciones en el estado físico-químico de la nanopartícula a lo largo de toda la vida útil del producto y que puedan afectar a su comportamiento.
8) Determinar la posible migración de nanopartículas que formen parte de los envases alimentarios hacia los alimentos envasados.
9) Homogeneizar de forma clara, inequívoca y universal cuáles son los pasos que hay que dar para comercializar un nanoalimento.
10)En el caso de que se establezca mediante métodos oficiales que un nanoalimento no presenta riesgo sobre la salud humana es absolutamente necesario etiquetar ese producto de forma similar a como se hace en un alimento convencional. Hay que aprender de los errores y no permitir etiquetados que induzcan a error al consumidor del tipo “sin nanopartículas” o similares.
¿Qué les han parecido estos 10 mandamientos de la nanoalimentación?
Desde mi punto de vista, la toma de estas medidas favorecerá que la
nanotecnologíarevolucione el mundo de la alimentación como lo viene haciendo en otras muchas áreas desde que, hace 55
años, el premio Nobel de Física
Richard Feynman pronunciara en el Caltech de California su famoso discurso titulado
“There’s Plenty of Room at the Bottom”.
Seamos pacientes con la nanoalimentación pero tomemos las decisiones adecuadas que permitan avanzar por el buen camino. Como decía aquel, las cosas hay que hacerlas “sin prisa… pero sin pausa”.
Richard Feynman en el Caltech de California
Jose
No hay comentarios:
Publicar un comentario