Amador G. Ayora 28/07/2012
Guindos y Schäuble pactaron la compra de bonos españoles por unos 100.000 millones este año.
La última vez que oí a la vicepresidenta,Soraya Sáenz de Santamaría, negar el rescate bancario se confirmó en menos de 24 horas. Obviamente, Soraya hace lo correcto. Estas cosas hay que negarlas hasta el último minuto, porque cualquier fleco suelto puede dar al traste con el acuerdo y ocasionar un serio perjuicio en los mercados. Hay, por contra, muchos indicios que apuntan a que España negocia un plan de recompra de deuda por parte del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por sus siglas en inglés).
Voy a tratar de explicar por qué es imprescindible aceptarlo. Existen razones objetivas. España no puede hacer frente a los compromisos de su deuda a medio plazo, pese a que la prima de riesgo esté por debajo de los 600 puntos y el bono a diez años cotice con una rentabilidad inferior al 7 por ciento, similar al actual.
El coste de la deuda pública con la prima alrededor de 350 puntos, como estaba en enero, equivale a unos 29.000 millones anuales. El ministro de Hacienda,Cristóbal Montoro, añadió a esa cifra 9.000 millones para el próximo ejercicio por el encarecimiento de la financiación. Sólo el abono de los intereses de un único ejercicio equivale al 60 por ciento del ajuste de 65.000 millones presentado hace unas semanas. Una carga demasiado pesada de sobrellevar.
Además, los recortes anunciados por Montoro deprimirán la economía este año más allá de lo previsto, como pronosticó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo internacional elevó la caída del PIB para este ejercicio al 1,7 por ciento y la de 2013 al 1,2 por ciento, más del doble de la previsión oficial. El ciclo recesivo mermará la recaudación y obligará a aplicar nuevos recortes, que a su vez dañarán el entorno económico. Se corre así elriesgo de entrar en una espiral recesiva. Por eso es imprescindible encontrar una financiación barata para nuestros compromisos.
La economía española no puede afrontar una prima de riesgo a medio plazo superior a los 400 puntos o un bono a diez años que rinda más del 6 por ciento. Magnitudes aún muy alejadas de las actuales. La sensación de alivio proporcionada por el descenso del riesgo en los últimos días es irreal.
El peligro de que entremos en una depresión y el temor a una quiebra en cadena de las autonomías llevó al Gobierno alemán a ofrecer al español un rescate de unos 300.000 millones para los próximos 18 meses. La cuestión parece que fue tratada en el encuentro celebrado esta semana entre los ministros de Finanzas alemán y español, Wolfgang Schäuble y Luis de Guindos, respectivamente, aunque hace semanas que el Ejecutivo español tiene la propuesta encima de su mesa, como adelantó elEconomista. Hasta el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, señaló que "lo que debe hacer España es acudir al rescate completo".
Es verdad, como indicó ayer la vicepresidente, que el Gobierno de Rajoy se resiste a aceptarla. Por eso, el comunicado emitido al término de la reunión con Schäuble habla únicamente del cumplimiento de los acuerdos del 29 de junio, que prevén un camino alternativo: la compra de bonos por parte del actual fondo de rescate.
El compromiso de finales de junio recogía otra posibilidad de la que ya nos hemos olvidado: la adquisición de estos bonos debería ejecutarse "fundamentalmente" a través del fondo de rescate, pero abría por primera vez la puerta a su adquisición por el Banco Central Europeo (BCE). Este punto es el que dio pie a la contundente declaración en defensa del euro realizada el jueves por su presidente, el italiano Mario Draghi.
La manifestación de Draghi, al igual que el breve comunicado en defensa a ultranza de la moneda única realizado ayer por los jefes de Estado de Francia y Alemania, FrançoisHollande y Angela Merkel, respectivamente, responden a las peticiones de los Gobiernos de España e Italia para que se les respalde, aunque de momento sólo sea verbalmente, a cambio de sus reformas.
Su objetivo es pacificar el mercado para dar tiempo a negociar durante este verano los requisitos que tendrán que cumplir Italia y España. El Bundesbank no es partidario de reactivar las compras hasta septiembre. Hasta la propia canciller se marchó de vacaciones.
El pacto al que habrían llegado Guindos y Schäuble, posteriormente ratificado por el Ejecutivo de Hollande, es la compra de deuda por parte del fondo de rescate temporal, con apoyo del BCE, de aquí a finales de año por alrededor de 100.000 millones de euros. El programa se complementaría con otros 200.000 millones de euros procedentes del futuro mecanismo de rescate (ESM, por sus siglas inglesas), que debería entrar en vigor a comienzos del próximo ejercicio.
La segunda opción recogida en el acuerdo del pasado día 29 es dotar al futuro mecanismo de rescate de una licencia bancaria para que pueda endeudarse e incrementar su capacidad defensiva. Este vía es más a medio plazo y choca frontalmente con la opinión del Bundesbank.
El tercer camino es avanzar rápidamente hacia la unión bancaria con un supervisor común para los grandes bancos, lo que constituiría el primer paso en serio para garantizar la arquitectura del euro. Éste es un punto clave, que Berlín pone como exigencia imprescindible para dar luz verde al mecanismo de recompra.
¿Por qué no se hace público el acuerdo Guindos-Schäuble? Porque los Ejecutivos de París y Berlín, según FT, exigen que antes se ponga en marcha el plan de recapitalización de los bancos, cuyas necesidades de financiación no se conocerán hasta mediados de septiembre. Además, el nuevo programa de rescate lleva implícita la negociación de nuevas condiciones, aún por definir.
El Gobierno en realidad dice que no con la boca chica, con el objeto de lograr tiempo para obtener unas condiciones lo mejor posibles. Varias fuentes señalan que Rajoy quiere aprovechar la ocasión para renegociar algunas de las medidas del último ajuste, como la supresión de la paga extra de Navidad. El presidente considera esta iniciativa una equivocación, que es la causante de la gran mayoría de las movilizaciones actuales contra su Gobierno. A cambio, podría incidir en la supresión de empleo público, que afecta a un menor número de personas.
También existe presión para alargar los plazos de cumplimiento del déficit con objeto de no endurecer los recortes y evitar un castigo de los mercados al rating de España e Italia, en perspectiva negativa. Es esencial que el programa no se presente como un rescate completo para ambos países.
Merkel está también interesada en tener un control efectivo de Madrid y París, ya que este otoño comienza la cuenta atrás para su reelección en noviembre de 2013, y en marzo será el primer ministro Mario Monti el que ceda el testigo del poder a un Gobierno electo. Entretanto, Christine Lagarde, directora gerente del FMI, y la propia Merkel, advierten al primer ministro griego, Andonis Samarás, que no habrá un euro más sin un ajuste adicional de 11.500 millones. El polvorín griego puede estallar en cualquier momento y esta vez no habrá prórroga, sólo queda la salida del euro.
En este contexto, es comprensible que las principales instituciones europeas hayan comenzado a movilizarse en defensa de la moneda única. La tormenta amaina temporalmente, pero puede recrudecerse en cualquier momento.
Vía:
http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/hp_10julio12_tonner/opinion-blogs/noticias/4150455/07/12/eL-RESCATE-YA-ESTA-EN-MARCHA.html