Publicado en Público.es el 25 de octubre de 2014
Los bancos privados disfrutan de un privilegio extraordinario: cada vez que conceden un crédito crean dinero. No monedas o billetes, que es lo que la gente normal y corriente cree que es el dinero, sino dinero bancario, es decir, medios de pago a través de sus cuentas.
Cuando reciben los depósitos de sus clientes los bancos no los mantienen totalmente en reserva para hacer frente a los reintegros que éstos soliciten sino que conservan en caja una parte mínima y disponen del resto para realizar préstamos (por eso se dice que es un sistema bancario de reserva fraccionaria).
El fenómeno es fácil de entender: Poncio dispone de los únicos 100 euros que hay en la economía y los deposita en un banco. Con su tarjeta de débito o con sus cheques puede realizar pagos por valor de 100 euros. Si el banco concede un crédito de 20 euros a Pilatos mediante una simple anotación contable, éste podrá gastar esos 20 euros, de modo que desde ese mismo instante ya hay 120 euros en medios de pago. El banco ha creado 20 euros de dinero bancario.
Como eso se hace sucesivamente y sin descanso, resulta que los bancos “multiplican” sin cesar los medios de pago en la misma medida en que van creando más deuda. Como decía el Premio Nobel de Economía Maurice Allais, eso significa que los bancos crean dinero ex nihilo, de la nada.
En Europa, la proporción de los depósitos que hoy día están obligados a mantener los bancos en reserva es el del 1% en el caso de que se trate de depósitos a menos de dos años o que se puedan retirar sin preaviso, y del 0% en los demás. Eso implica que, si suponemos que los clientes no retienen dinero en sus manos (lo que hoy día sucede casi siempre gracias a las tarjetas), un banco puede crear de la nada 100 euros cada vez que un cliente deposita en él 1 euro a menos de dos años y tanto como quieran en el resto de los casos.
Ese es el negocio que le da beneficios a la banca: crear dinero de la nada generando deuda sin cesar.
Lógicamente, los bancos no han desaprovechado nunca esa oportunidad y se han dedicado a imponer las condiciones que obliguen a que empresas, familias o gobiernos tengan que endeudarse continuamente. Por ejemplo, fomentando la vivienda en propiedad en lugar de en alquiler, recortando salarios, permitiendo que se den créditos hipotecarios por encima del valor de la casa, subiendo artificialmente el precio de la vivienda, desgravando fiscalmente los intereses de manera que sea más rentable endeudarse que autofinanciarse, etc.
Esa y no otra es la causa de que la deuda crezca constantemente. Y también de que los bancos tengan crisis cada dos por tres, puesto que crear deuda de esa forma hace que el valor de sus créditos se separe constantemente del que tienen sus depósitos y su capital en general.