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24 de noviembre de 2015

10 métodos modernos de control mental de las masas

16/10/2015

¿Somos parte de un lavado de cerebro masivo que nos lleva a ser una civilización de autómatas consumistas, algo muy conveniente para las grandes empresas y conglomerados que crean productos innecesarios y controlan y explotan los recursos del planeta? ¿O esto es solamente la naturaleza de ser, por definición, seres culturales, inmersos en un contexto tecnocapitalista, influidos por nuestro alrededor, seres tanto miméticos como meméticos en un mar de información sin que nadie manipule las olas?
Es difícil responder tajantemente, como sucede en estos casos lo más probable es que sí existan algunos grupos que buscan controlar la mente de las masas para enriquecerse o algún otro fin más oscuro (¿estilo Matrix donde los humanos son cultivados como alimento informático?), pero que no haya un plan único y todo-abarcante que controle nuestro destino individual ni colectivo -es probable que estemos también moviéndonos entre el caos y lo insondable –un amo que no tiene manos ni mente, que sólo es-. De cualquier forma es divertido como ejercicio para fomentar la imaginación o como herramienta de conciencia –sin rayar en la conspiranoia demasiado- revisar algunas de las formas en las que tal vez estemos siendo programados inevitablemente por la colectividad de nuestra cultura y/o por un despreciable grupo de banqueros vampíricos que busca robarte la voluntad y la inteligencia para que seas un esclavo bien portado.
1.Educación
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Aunque esta es la forma más obvia de control mental, es también probablemente la más insidiosa. Todos sabemos que lo que aprendemos en nuestra infancia y juventud tiende a grabarse en nuestra psique y en cierto modo determina nuestro futuro. En este sentido la agenda podría ser pegar primero es pegar dos veces, creando un programa madre de lo que es la realidad y que no es admisible, limitando el espectro por el cual podremos navegar el resto de nuestras vidas.

19 de agosto de 2014

Perfil psicopatológico del corrupto

6 de agosto de 2014


El perfil psicológico de un individuo son los rasgos que configuran su personalidad y que los identifican en base a ciertos comportamientos que pueden ser predictivos tanto de su aptitud laboral como de su peligrosidad social.
Para describir el perfil de un corrupto, habría que definir primero la corrupción –más concretamente la política–  como un mal uso del poder público en un ilegítimo beneficio personal, práctica que se ejerce en nuestro país con frecuencia y descaro –y hasta cierta impunidad– desde cargos irrelevantes hasta las más altas esferas, circunstancia que ha convertido a la clase política en uno de los principales problemas reconocidos por la ciudadanía y que focaliza la atención de los medios de comunicación en los corruptos de alto nivel, unos individuos que pese a su reconocimiento profesional y poder adquisitivo, sucumben a ansias desmesuradas de poder sin importarles a quienes puedan hundir en su ascenso.
Hay ciertas personas más predispuestas que otras a la corrupción en base a sus rasgos de personalidad. No hace mucho escribía sobre lo frecuente que es encontrar personalidades psicopáticas y narcisistas en el mundo la política, la banca y el mundo empresarial, así como también un artículo donde planteaba si los corruptos son unos psicópatas.


¿Cómo es un corrupto? ¿Qué ocurre en su mente?

A un individuo mentalmente equilibrado le resulta difícil entender que alguien que lo posee todo, delinca para obtener más y más en base a unos impulsos perversos y opuestos a la ética a los que voluntariamente claudican.

Desde una perspectiva psicopatológica, los corruptos son individuos que sistemáticamente ignoran al ‘otro’ y  prescinden de los valores éticos, morales y cívicos que garantizan la equidad en la convivencia. Su modus operandi responde sólo a pulsiones encaminadas a satisfacer su ego y sólo frenan esos impulsos (respetando por tanto las normas) como estrategia evitativa de sanciones o represalias.

5 de junio de 2014

¿Somos muchos o es que algunos tragan demasiado?

30/5/2014
Mateo Aguado - Laboratorio de Socio-Ecosistemas. Dpto. Ecología.Universidad Autónoma de Madrid
Recientemente, y aprovechando su paso por España, varios medios de comunicación nacionales han publicado diferentes entrevistas con el famoso periodista científico Alan Weisman, cuyo último libro, La cuenta atrás (Debate, 2014), trata de alertarnos sobre los peligros que podría tener para el ser humano y el planeta el desenfrenado crecimiento poblacional que nuestra especie está experimentando.
Weisman nos avisa de que los seres humanos estamos viviendo hoy el más grande y acelerado crecimiento poblacional experimentado en toda la historia de la humanidad. Estamos próximos a alcanzar ya la cifra de 7.200 millones de personas y, según sus propias palabras, cada cuatro días y medio añadimos un millón de personas al planeta, con lo cual podríamos llegar a los 11.000 millones de personas para finales del presente siglo.
Sin embargo, antes de dejarnos impactar por esta clase de datos demográficos es conveniente hacerse la siguiente pregunta: ¿realmente somos demasiados? Para responder esta cuestión es necesario remitirse a dos conceptos clave (y profundamente conectados). El primero es la escala; es decir, considerar el espacio sobre el cual esa población en crecimiento se asienta. En nuestro caso, como resulta evidente, nuestro espacio es el planeta Tierra, el único lugar habitable que hasta la fecha conocemos. Y dado que el planeta no crece (es una esfera de unos 12.700 Km de diámetro y así seguirá siendo), resultará imposible que así lo haga –indefinida y exponencialmente– una sola especie como el Homo sapiens. Y es que nada puede crecer sin parar sobre algo que no crece (al menos no sin experimentar durante el proceso un tajante colapso).
El segundo aspecto clave para comprender si verdaderamente somos o no demasiados es la presión ejercida; es decir, la presión que sobre la naturaleza de nuestro planeta ejercen esos 7.200 millones de seres humanos. Este asunto tiene que ver, en última instancia, con nuestros comportamientos como especie, con nuestra manera de relacionarnos con el resto y con los ecosistemas. Así, la presión de estos 7.200 millones de bípedos no sería la misma si hablásemos, por ejemplo, de chimpancés en vez de humanos (el chimpancé es un homínido anatómicamente muy similar a nosotros pero cuyos comportamientos no ejercen presiones severas sobre los límites ecológicos del planeta). Es decir, más importante que el cuántos somos es el cómo somos (el cómo vivimos).
Por lo tanto, ante la frecuente pregunta de cuántos seres humanos caben en el planeta Tierra, la respuesta lógica es depende. Si todos viviésemos como el ciudadano medio de Haití, por ejemplo, la biocapacidad (1) del planeta podría albergar a más de dos veces y media la población mundial actual, es decir unos 18.000 millones de personas. Si por el contrario aspiramos a que todos los seres humanos vivamos como se vive actualmente en EEUU, la cifra límite que podría albergar la Tierra sin sobrepasar su biocapacidad sería aproximadamente de 1.600 millones de personas (casi 4,5 veces menos del total de personas que hoy pueblan nuestro mundo). Esta cifra, para hacernos una idea, es más o menos la cantidad de seres humanos que había en la Tierra a comienzos del siglo XX y un número algo superior a la población actual de China. Dicho de otro modo, si quisiésemos vivir todos los habitantes del mundo como vive hoy el estadounidense medio, o bien “nos sobrarían” casi ocho de cada diez personas vivas, o bien necesitaríamos 3,5 planetas Tierra más del que tenemos.

20 de abril de 2014

La época más revolucionaria de la historia

19/4/2014
Bernardo Gutiérrez
Vivimos la era más agitada de la historia según el estudio World Protest 2006-2014, de Initiative for Policy Dialogue y Friedrich Ebert Stiftung New York: el mundo ha vivido 843 grandes protestas entre 2006 y mediados de 2013.
Las revueltas, a diferencia del concepto clásico de revolución, no son ya siempre sinónimo de toma del poder. Diferentes autores apuntan al nacimiento de una nueva era de carácter insurreccional.
Si Karl Marx levantara la cabeza estaría absolutamente desconcertado: las revueltas sacuden el mundo, renacen en los lugares más inesperados, pero casi ninguna toma el poder. Las condiciones objetivas para la rebelión son tan nítidas como en el siglo XIX: pero pocas protestas desembocan en el significado literal de revolución, ese "cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación". Además, el proletariado parece no tener la sartén revolucionaria por el mango. Ni la lucha de clases parece ser el leitmotiv de la oleada de estallidos sociales que se repiten desde la Primavera Árabe. Un nuevo sujeto político – más difuso, más heterogéneo, más inclasificable – desdibuja las definiciones y fronteras formales de las revoluciones.
Vivimos la era más agitada de la historia – más intensa que 1848, 1917 y 1968 – según el estudio World Protest 2006-2014, de Initiative for Policy Dialogue y Friedrich Ebert Stiftung New York. Navegamos en un océano político inestable, sobre ráfagas de protestas que estallan como pop ups inesperados en la pantalla global: 843 grandes protestas, según dicho estudio, entre 2006 y mediados de 2013. El periodista británico Paul Mason ve un fuerte paralelo entre la actualidad y las olas de descontento de 1848 y 1914. El filósofo Alain Badiou vislumbra incluso un "renacimiento de la historia" en una nueva edad de "revueltas y levantamiento" después de un largo intervalo revolucionario. Protestas, estallidos, pop ups de indignación y esperanza. Pero el stablishment, en la mayoría de los casos, apenas se despeina.

31 de marzo de 2014

La revolución de los amateurs

28/3/2014
La tecnología, las redes sociales, la innovación, ayudaran a que la propia sociedad se organice para aportar soluciones a menor coste y con mayor eficiencia que la empresa privada y la burocracia pública.

Emergerán como productores de aquello que buscan, que deseen comprar o que quieran que suceda. Ya no serán más usuarios, ni lectores, ni súbditos de una democracia formal o consumidores de un mercado imperfecto. Serán verdaderos coproductores de lo público.Produusuarios que sustituirán al ciudadano como sujetos de derechos y, desde su nueva interfaz de amateurs, también de gobernanza.
Es lo que está sucediendo en el ámbito del periodismo, rompiendo los esquemas económicos que sustentaron hasta hoy a los medios, pero también introduciéndose en la esencia del discurso informativo y es lo que sucederá en otros campos de la mano de la tecnología, las redes y la interconexión permanente. Internet desparecerá, estará ahí, integrado en todos los procesos, pero será invisible. Física y culturalmente. 
Y el escenario por excelencia de los cambios y de nuestras vidas serán las metrópolis. Las ciudades se convertirán en laboratorios de la autogestión social del espacio público. Frente al colapso de la burocracia oficial por la crisis y la corrupción, las grandes empresas prestadoras de servicios tendrán que seducir a los ciudadanos con una ración extra de transparencia si quieren seguir siendo relevantes y, a la vez, disputarse con ellos los espacios de actuación.
La tecnología, las redes sociales, la innovación, ayudarán a que la propia sociedad se organice para aportar soluciones a menor coste y con mayor eficiencia que la empresa privada y la burocracia pública. Y los ciudadanos, la gente, se movilizarán por su propio interés. La crisis financiera es la gran oportunidad que está haciendo germinar este nuevo ecosistema apoyado en el uso intensivo de la tecnología, pero incluso las administraciones en mejor situación económica se darán pronto cuenta de que es mucho mejor delegar determinados asuntos en la sociedad que seguir empeñados en una administración paternalista y controladora.
No todo será color de rosa en esta utopía. Las ciudades tendrán que enfrentarse a sus propios desafíos. El ciclo del carbono, del agua, los consumos energéticos crecientes. Y su inevitable vulnerabilidad ante una crisis global. Se fomentará la capacidad de adaptación a los cambios profundos. Crecerá el sentido de comunidad, una comunidad crítica que auditará, gracias de nuevo al uso intensivo de la tecnología y a la transparencia, el trabajo de políticos y grandes compañías al servicio de lo público.

21 de marzo de 2014

“Pensábamos que tener cada vez más dinero nos haría felices, pero no es así”

Hector G. Barnés - 19/3/2014

“Pensar no es suficiente. Ni siquiera pensar positivamente es suficiente… Tenemos el reto pendiente, y urgente, de cerrar el abismo entre cómo pensamos y cómo vivimos”. Así arranca el último trabajo de Elsa Punset, escritora y divulgadora, hija de Eduard Punset y autora de uno de los grandes fenómenos comerciales del panorama literario español, Una mochila para el universo (Destino), aquel mapa de las emociones humanas que ha despachado más de 250.000 copias desde mayo de 2012.

La directora del LASE (Laboratorio de Aprendizaje Social y Emocional) vuelve ahora con El mundo en tus manos. No es magia, es inteligencia social (Destino) en el que descubre las claves de nuestras relaciones con los demás y echa una mano al lector para evitar la “epidemia de soledad” que acecha al hombre contemporáneo o para resolver los conflictos que nos enfrentan a los demás. Como Punset explica a El Confidencial, en una época en la que el acceso a la información es mayor que nunca, al igual que la conciencia sobre la importancia de la salud mental, ya no hay excusa para no cuidar nuestra mente como haríamos con nuestro cuerpo.

PREGUNTA. ¿Cuáles son las principales enfermedades que aquejan al hombre contemporáneo?

RESPUESTA. Lo que nos ha preocupado durante siglos ha sido la supervivencia física de las personas, y el siglo XX ha sido extraordinario en ese sentido. Hemos logrado vivir muchísimos más años, mejorar algo la calidad de vida, erradicar muchas enfermedades… La gran abandonada ha sido la salud mental de las personas, que es lo que alerta ahora a todos los grandes organismos de salud. Hasta ahora se pensaba que lo físico y lo mental estaban completamente separados, y hemos visto el impacto de la mente sobre el cuerpo.

6 de febrero de 2014

“Los nuevos ricos se han metido en su castillo y han levantado barricadas”

4/2/2014

Entrevista con Zygmunt Bauman


Sonríe feliz cuando encuentra un cenicero en la sala que la Fundación Rafael del Pino ha habilitado para las entrevistas de prensa. Fumador empedernido, tiene su pipa (apagada) a mano durante la conversación, en la que muestra una vitalidad inesperada para sus casi noventa años. Zygmunt Bauman, nacido en Polonia en 1925, reside en el Reino Unido desde 1971, donde fue profesor en la Universidad de Leeds, pero fue a partir de los 90 cuando su obra se popularizó, convirtiéndose en el sociólogo de referencia, gracias a aportaciones conceptuales como sociedad líquida. Autor prolífico de éxito tardío, asegura escribir lo mismo que antes, sólo que ahora se lo publican. España le concedió en 2010 el premio Príncipe de Asturias de Humanidades, exaequo con Alain Touraine.
En su último libro publicado en España, ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? (Paidós), Bauman refuta esas tesis populares según las cuales vivimos en un mundo mejor porque hay más riqueza global. ”Podemos valorar cómo está el mundo haciendo una media, pero el ser humano medio no existe, es una ficción estadística. Una investigación muy iluminadora, realizada por Richard Wilkinson y Kate Pickett [editada por Turner en España con el título Desigualdad], muestra cómo la calidad de vida de una sociedad no se mide a través del ingreso medio, sino mediante el grado de desigualdad en los ingresos. El alcoholismo, la violencia, la criminalidad y demás patologías sociales aumentan cuando lo hacen las desigualdades aunque la riqueza global se incremente”.
"Las nuevas generaciones ya no parten de lo logrado por sus padres, sino que tratan de alcanzar las condiciones bajo las que vivieron"
No nos encontramos en un buen momento, asegura el sociólogo, porque estamos de repliegue, regresando a cotas de desequilibrio que creíamos haber abandonado para siempre. Bauman señala que en los treinta años posteriores a la Segunda Guerra Mundial las políticas estatales intentaron que aumentase la riqueza total, pero también que su distribución alcanzase al mayor número de gente posible, de modo que cada vez más personas pudieran incorporarse a una situación de bienestar. Sin embargo, a partir de los 70, esa tendencia cambió de sentido, acelerándose ahora de modo preocupante. Bauman recurre a palabras del Papa Francisco para señalar cómo esas diferencias en los ingresos se han hecho demasiado evidentes: “las ganancias de una minoría están creciendo exponencialmente, lo que provoca que también crezca la brecha que separa a la gran mayoría de la prosperidad que disfrutan esos pocos felices”.

2 de febrero de 2014

Aprende a decir no

Ana MuñozAna Muñoz 
¿Te has encontrado alguna vez haciendo algo que no querías hacer por no ser capaz de negarte? ¿Te cuesta trabajo decir no? ¿Tienes problemas para hacer valer tus derechos?
Si has respondido afirmativamente a alguna de estas preguntas, es probable que tengas problemas de asertividad. La asertividad es la habilidad para hacer valer tus propios derechos de un modo adecuado y no agresivo: tu derecho a decir no, a impedir que los demás se aprovechen de ti, a negarte ante una petición injusta o a negarte a hacer algo que no deseas hacer incluso aunque no tengas ninguna excusa para ello, así como expresar tus deseos, opiniones, necesidades y sentimientos, sin ignorar los de los demás.
Los problemas para ser asertivo aparecen a veces cuando temes que la otra persona reaccione mal ante tu negativa. Por ejemplo, podría rechazarte, pensar mal de ti, enfadarse contigo o no volver a hablarte nunca más. Pero lo cierto es que la mayoría de las personas respetan más a aquellos que son asertivos y saben decir no, que a las personas que son fáciles de dominar y que están siempre dispuestas a hacer todo lo que se les pidan que hagan. Saber ser asertivo no solo te ayudará a sentirte mejor contigo mismo y mejorar tu autoestima, sino también a ganarte el respeto de los demás y rodearte de personas más positivas.
Ten en cuenta que la persona que se enfada si no te atienes a sus demandas no está respetando tus propios deseos, está siendo egoísta y está intentando manipularte para lograr sus objetivos. Una persona así probablemente no merece la pena.
Conductas asertivas
La asertividad se ve reflejada en una serie de conductas como las siguientes:
  • Expresar opiniones, sentimientos, deseos y necesidades.
  • Iniciar o terminar conversaciones o cambiar de tema.
  • Pedir algo a los demás o pedir un favor.
  • Cuestionar normas o tradiciones que consideras injustas o absurdas.
  • Decir no, o negarte a hacer algo que te han pedido.
  • Hacer que se respeten tus derechos.
  • Expresar tus emociones tanto positivas como negativas.

13 de diciembre de 2013

Idiotas, cándidos y tontos de pueblo

1 diciembre 2013
Manuel Buendía – ATTAC Castilla-La Mancha

Es curioso como el lenguaje puede pervertir, o incluso acentuar, el significado de las palabras por el propio uso que de éstas hacemos. La corrección política es una forma de autocensura de los tiempos actuales que, a pesar de contar con una causa justa, ha hecho que dejemos de llamar al pan, pan, y al vino, vino, por no llamarlos mendrugo o vinagre, confundiendo así al auditorio y al propio oratorio.
El origen etimológico de la palabra IDIOTA llegó al español a través del latín idiota, desde el original griego
ἰδιώτης /idiótes/El IDIOTA era simplemente aquel que se preocupaba solo de sí mismo, de sus intereses privados y particulares, sin prestar atención a los asuntos públicos o políticos. Pronto esta palabra se convirtió en un insulto, ya que en la Antigüedad grecorromana la vida pública era de gran importancia para los hombres libres. Ser un idiota (como persona preocupada solo de lo suyo) se convirtió en ser un idiota con la acepción actual, ya que en la democracia era considerado deshonroso no participar de ella.
Sigue teniendo mucho sentido, ya que es de idiotas dejar a otros los asuntos de interés general, aquellos de los que dependen nuestras necesidades más básicas. Creemos erróneamente que somos los únicos dueños de nuestra propia existencia y de nuestro futuro, y sin embargo lo dejamos en manos de una pandilla de sinvergüenzas que han demostrado  una carencia total de ética y principios, y lo peor de todo es que esas carencias nos repercuten directamente, eso nos convierte en idiotas de primer orden.
Proviene del latín imbecillis, palabra latina formada con el prefijo privativo in- antepuesto a bacillum –origen de la palabra bacílo–, que es el diminutivo de baculum ‘bastón’, con lo que imbecillis viene a significar literalmente ‘sin bastón’. Baculum proviene del griego baktron ‘báculo’, ‘bastón’, emparentado éste con la raíz indoeuropea bak-.
Imbecillis no tenía la connotación negativa que le damos hoy o la tenía de un modo diferente: significaba ‘frágil’, ‘débil’, ‘vulnerable’ y también ‘enfermizo’, ‘sin carácter’ o ‘pusilánime’.
Fue con estos significados con los que la voz imbécil llegó al español desde su primera documentación en 1524 y como tal figuró en la edición de 1780 del Diccionario de la Real Academia, pero en 1822 se introdujo el significado moderno, aunque los romanos ya usaban esta palabra con el sentido de ‘debilidad de espíritu’.
En psicología, imbecilidad es un grado de debilidad mental de menor gravedad que la idiocia o idiotez y mayor que la insuficiencia mental leve.

28 de octubre de 2013

Las relaciones humanas son tan complejas…


28/10/2013

A ninguna persona dejas de importarle de la noche a la mañana, y si lo hace, es porque en el fondo nunca le importaste de verdad.

A veces no entendemos por qué nos pasan ciertas cosas y parece que es lo normal en la raza humana. Mucho hay escrito sobre el comportamiento histórico de las personas, y aún así, no podemos entender todo lo que nos ocurre, es casi imposible, porque hoy, y aunque mucho se ha avanzado en la conducta del humano, todavía se sigue investigando y no se entiende bien el uso y el comportamiento que hacemos de algunas de nuestras formas de actuar y que nos induce a ello.

A pesar de tener la inteligencia que les falta a otros animales, no somos capaces de entender porque nos mueven otras inquietudes que nada o muy poco tienen que ver con lo fraternal. No llegamos a entender bien, por qué, algo o alguien que ayer nos llenaba por completo, hoy nos deja de interesar de golpe y lo desechamos aborreciéndolo, lo despreciamos como si nunca nos hubiera interesado y lo damos por terminado.

En lo material puede tener una lectura distinta porque nos podemos haber cansado simplemente del objeto o cosa, pero en las relaciones entre personas entran en juego los sentimientos y hay que pensar un poco más en el por qué actuamos de formas tan diferentes y egoístas a la vez.
Todos sabemos lo difíciles que son las relaciones entre personas. Vivimos en una sociedad donde cada día somos más independientes y se está demostrando que nos aguantamos menos en pareja. Prueba de ello lo vemos en el matrimonio, qué, como tal, no es lo mismo ni tiene el compromiso para nosotros que adquirían nuestros abuelos con él, pero cuando dos personas se quieren de verdad y se tienen un respeto mutuo, las diferencias y las discusiones que pueda haber entre ambos no tienen porque romper la relación de amistad. 

5 de octubre de 2013

“El único modo de boicot es dejar de vernos como consumidores”

ENTREVISTA A CESAR RENDUELES, AUTOR DE 'SOCIOFOBIA'


ELVIRA HUELBES | 30/9/2013



César Rendueles acaba de publicar un libro que recomiendo vivamente, Sociofobia (Capitán Swing, 2013), en el que plantea la necesidad de retomar las relaciones personales y el intercambio solidario de apoyo a los desfavorecidos –cualquiera de nosotros en un momento dado- que se han abandonado por la confianza extrema en lo que él llamaciberfetichismo: la creencia de que estamos más unidos que nunca gracias a Internet, por decirlo de una manera muy esquemática. Que es preocupante el abandono de la dimensión política de las generaciones más jóvenes, vaya.

César Rendueles (Gijón, 1975) le preocupa la fragilidad de las relaciones sociales que pone en peligro un anhelado cambio político que provea de más justicia y más felicidad a la gente. Le parece que el gran triunfo del capitalismo es hacernos desconfiar de nuestra capacidad de ayudarnos y protegernos unos a los otros, ya que lo que importa es “estar conectados”, ¿a un terminal cibernético?
Así que, con la lectura aún fresca,cuartopoder.es se ha puesto en contacto con el autor para formularle unas preguntillas que sólo sugieren ligeramente la interesante sustancia que contiene el libro.

– El titulo del libro parece aludir a algo más que a una fobia a la sociabilidad por parte de las élites gobernantes

– Durante los inicios del capitalismo, las élites políticas, económicas y sociales desarrollaron un odio muy explícito hacia las clases populares. Creían que si los trabajadores accedían al poder político la civilización se desmoronaría. La democracia sería el fin de occidente. Algunas sufragistas, por ejemplo, estaban en contra del voto universal. Hoy es como si las propias clases trabajadoras hubiéramos aceptado ese razonamiento. Nos vemos a nosotros mismos como “clases peligrosas”. Nos cuesta pensarnos en serio como una alternativa a la irracionalidad extrema que nos gobierna.

– La palabra pueblo parece no valer para nombrar a la gente. ¿Desaparece el concepto si no se usa la palabra?

- A mí los términos concretos no me importan mucho. Si se convierten en metáforas muertas podemos desprendernos de ellos y encontrar otros. En cambio, aquello a lo que aludía el concepto democrático de pueblo, la idea de una emancipación conjunta de los plebeyos es irremplazable. Sea esa la palabra elegida u otra, necesitamos una alternativa a eso que decía la Internacional de “Ni Dios, ni reyes, ni tribunos”.

2 de octubre de 2013

Veo más unión y más ternura en Los Simpson que en la Familia Real

2/10/2013 

El Rey, aseguraba ayer al salir del hospital y hacerse la foto de rigor, que se encuentra bien. Me alegro por él, por cualquiera que esté en un hospital y por todos los que padezcan alguna enfermedad. 
Al verlo me vino una reflexión a la cabeza. 

¿Qué, y a quién representa la Monarquía en los tiempos que vivimos? 
¿Son los valores que ellos demuestran los que tiene que seguir la sociedad actual? 

Me llama mucho la atención, en estos días que no han parado de salir imágenes de las visitas que recibe el Rey, la falta de cariño que veo entre su familia y él. Y no es por esta vez de su estancia en el hospital; en poco tiempo hemos visto varias veces como ha sido internado y siempre han sido parecidas las visitas de sus familiares.

Al ver las imágenes, pensaba y me venía una en concreto a la cabeza. Seguro que habréis coincidido alguna vez con gitanos en un hospital.
Si cae enfermo y hospitalizado un miembro cualquiera de una familia gitana -ya no digamos si es el patriarca-, la familia al completo hace turnos en el hospital para estar con los suyos y no se mueven de allí hasta que al enfermo le dan el alta o lo sacan muerto.
Si es en una familia gaché*, y no teniendo el mismo respeto por los mayores que les siguen demostrando los gitanos a los suyos, porque no pensamos de la misma forma, y también porque creo que se lo hemos perdido - y de esto si deberíamos de aprender a respetar como siguen haciendo ellos con sus progenitores-, sin embargo nosotros, cuando tenemos a algún familiar cercano en un hospital, siempre hay algún allegado con el paciente. 
Hablo por mí, pero creo es extensible a cualquier familia normal.

Otra cosa distinta es cuando tenemos que internar a algún familiar en una residencia, porque quizá, y según que casos, ni tenemos los medios necesarios ni el tiempo suficiente para cuidar de ellos en nuestras propias casas.

Cae enfermo El Rey, ¡Ojo, que es el Rey!, y ni parientes cercanos ni lejanos pasan una sola noche con él haciéndole compañía. Ni hijo@s, ni herman@s, ni siquiera su propia mujer. Unas horas o un ratito, el tiempo justo como para que la prensa de crédito de la visita y ya es bastante.

24 de septiembre de 2013

Padres violentos estragos para toda la vida

Nuestra vida social inicia desde la más temprana edad, en compañía de hermanos y padres. Pero son los padres quienes definirán nuestro futuro y a nosotros mismos. Por este motivo, cuando los padres son violentos definen patrones y conductas que nos afectarán de por vida. ¿Eres un padre violento? ¿Sabes cómo identificar a uno?

Definiendo la violencia

Comúnmente asociamos el término “violencia” con los golpes, sin embargo este serio problema también se puede dar con la violencia psicológica. Esta se manifiesta a través de palabras hirientes, actitudes que buscan menospreciar a los demás e incluso, la indiferencia. Todas estas actitudes están encaminadas a herir a los hijos, de manera consciente o inconsciente.

¿Por qué los padres son violentos con sus hijos?

Las razones de este comportamiento son diversas y en cada caso son muy particulares, pero las más comunes son:

- Demasiado estrés o cansancio. Las obligaciones que se tienen actualmente son demasiada y pueden hacer que los padres pierdan el control al llegar a casa después de un largo día de trabajo. Esta situación se puede presentar tanto en hombres como en mujeres.

- Educación recibida. Desafortunadamente los patrones de violencia tienden a repetirse y cuando un padre fue víctima de la misma durante su infancia, suele educar a sus hijos de la misma forma.

- Búsqueda de desahogo por la violencia recibida. Esto se da cuando uno de los padres ejerce violencia sobre el otro y la víctima se convierte en victimario con los hijos para intentar obtener control nuevamente. Por desgracia, en esta situación nadie tiene el más mínimo control y todos los miembros de la familia resultan afectados.

¿Cómo se ven afectados los hijos de padres violentos?

Es inevitable que los niños que sufren de violencia por parte de sus padres se vean afectados en sus habilidades sociales, pero cada uno desarrollará una personalidad diferente:

23 de septiembre de 2013

¿Existen clases sociales? Y ¿hay conflicto entre ellas?

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 17 de septiembre de 2013
Este artículo señala la enorme importancia que las categorías como clase social y conflicto de clases tienen para entender la realidad actual.
Una característica del tiempo que vivimos es la creencia, ampliamente extendida en los mayores fórums políticos y mediáticos del país, de que las clases sociales han dejado de existir. Aunque se acepta que en periodos anteriores las clases sociales hubieran existido, hoy se cree que han dejado de existir (o han dejado de ser relevantes en el estudio del comportamiento social) debido a los dramáticos cambios que ha sufrido la estructura social. En consecuencia, términos y conceptos como burguesía, pequeña burguesía y clase trabajadora han dejado de utilizarse para definir los distintos colectivos en los que la ciudadanía se ubica. En lugar de estos términos, la sabiduría convencional ha redefinido la estructura social catalogando a la población en tres categorías: los ricos, las clases medias y los pobres.
En esta categorización, a la mayoría de la población se la cataloga como perteneciente a las clases medias, tomando como característica definitoria el nivel de renta del individuo, independientemente del origen de tal renta o de la relación que tenga con los medios que producen esas rentas. Se incluyen así en estas clases medias un amplio abanico de rentas, que van desde los que son casi ricos a los que son casi pobres, abarcando de esta manera a la gran mayoría de la población. Para probar la veracidad y certeza de este análisis, los que presentan esta redefinición de la estructura social presentan encuestas que muestran que la mayoría de la ciudadanía se define como perteneciente a la clase media. Estas encuestas, sin embargo, son poco creíbles por la manera como se hace la pregunta en dichas encuestas: “¿Pertenece usted a la clase alta, a las clases medias, o a la clase baja?”. Puesto que se asume que la llamada clase alta son los ricos y la clase baja son los pobres, la identificación de la población con la clase media quiere decir (y solo quiere decir esto) que la mayoría de la población no se consideran ni ricos ni pobres, con lo cual tal identificación carece de relevancia y valor explicativo de comportamiento social.
Ahora bien, la definición de la mayoría de la población como clase media no es inocente. Por extraño que parezca, responde a un proyecto político profundamente conservador que intenta, por todos los medios, la desaparición de las categorías de clase social de los análisis sociales científicos (que derivan de todas las tradiciones sociológicas, desde Marx a Weber) y sobre todo de la categoría de lucha de clases, categorías definidas como “anticuadas” por la sabiduría convencional que se reproduce también  entre las izquierdas. Se quiere hacer olvidar cómo el poder se genera y reproduce, que continúa basándose primordialmente, aunque no exclusivamente, en la relación que la población tiene con los medios que generan y distribuyen riqueza y rentas, así como en el tipo y condiciones de su trabajo. Las categorías de Raza y Género continúan siendo categorías de poder que nos ayudan a entender también como se genera y reproduce el poder en nuestras sociedades. Pero la categoría clase social continúa jugando un papel fundamental para entender a nuestras sociedades, así como a sus instituciones. (En un artículo reciente he mostrado como el conflicto Capital-Trabajo ha jugado un papel determinante en la crisis financiera y económica actual -“Capital-Trabajo, el origen de la crisis actual”. Monde Diplomatique. Julio 2013-).

29 de agosto de 2013

¿Cómo hemos podido degenerar tanto?

Juan Tortosa - 29/8/2013
Pero ¿qué es lo que hemos hecho con aquella hermosa libertad incipiente que empezamos a gestionar en 1976 para que casi cuarenta años después parezca, no solo que no hemos avanzado nada, sino que vamos marcha atrás?
¿En qué nos hemos equivocado para que las cosas nos hayan salido tan mal?
¿Por qué las cárceles visitadas entonces por tantos políticos que luchaban por la democracia albergan ahora políticos y empresarios corruptos de toda calaña y condición (y lo que queda)?
¿Cómo es posible que no nos haya dado tiempo de poner nuestra casa, nuestro país, mucho más en orden de lo que está?
¿Qué es lo que hemos hecho tan mal? ¿tantas heridas cerramos en falso en su día? ¿tantos frentes quedaron abiertos?
¿Cómo es posible que sigamos tan polarizados, tan cainitas, tan crispados los unos con los otros?
¿Por qué tantos avances incuestionables nos han servido de tan poco?
¿Por qué. habiendo menos analfabetos que entonces, hay menos librerías, menos cines, menos eventos culturales que muevan y motiven a la gente como pasaba hace treinta años?
¿Por qué, a pesar de los avances sociales y económicos, no hablas con nadie que no le tenga mucho más miedo al futuro ahora que hace solo unos años?
¿Cómo es posible que cada día que pasa se batan récords históricos de solicitudes de ayuda a Cáritas y oenegés varias?
¿Por qué hay que volver a buscarse la vida (la supervivencia, no la prosperidad) en el extranjero?
¿Por qué jóvenes que crecieron viendo a sus padres ir a votar aparecen ahora por las esquinas levantando la mano cara al sol y enarbolando símbolos fascistas?
¿Por qué el país moderno que parecía que estábamos empezando a construir se asemeja más cada día que pasa al del casposo blanco y negro de los nodos franquistas?
¿Cómo es que no está enterrada y olvidada la liturgia fascista? ¿Quién y cómo se dedica a reavivarla? ¿Por qué?
¿A dónde vamos tan crispados? ¿Por qué nos enconamos tanto?
¿Por qué después de tantos años trabajando por el diálogo y el entendimiento tenemos a tanto energúmeno mediático vociferando en las ondas o redactando inflamables proclamas en infames pasquines?
¿Qué nos ha pasado? ¿Cuándo empezó la cuesta abajo?
¿Cómo es posible que hayamos degenerado tanto?

30 de julio de 2013

Filantrocapitalismo

Gonzalo Fanjun - 5/7/2013


Bill Gates, uno de los principales filántropos globales. Foto:EFE.
A estas alturas de la crisis ninguno de los actores sociales relevantes puede quedarse al margen de la lucha activa contra la pobreza. Tampoco el sector privado. Las empresas (al menos algunas de ellas) no solo tienen recursos económicos, sino que crean empleo digno, impulsan la creatividad y el conocimiento, y fortalecen el emprendimiento de nuestra sociedad. Todos ellos son factores absolutamente imprescindibles para reducir las pavorosas brechas de desigualdad que separan a ricos y a pobres dentro y fuera de nuestras fronteras.
Más aún, al contribuir al progreso común las empresas responsables están ayudando a generar un entorno que beneficia a sus negocios y fortalece los círculos virtuosos de prosperidad y estabilidad. Esta lógica está detrás de la carta que 27 consejeros delegados de algunas de las compañías más importantes del Reino Unido publicaron hace tres meses en el diario Financial Times en defensa de los programas de ayuda internacional del Gobierno británico.

Los países del sur de Europa –cuyo modelo carga sobre el Estado la responsabilidad principal de esta batalla- se incorporan tarde al debate del mecenazgo privado. Pero las apreturas de la crisis están cambiando eso con mucha rapidez. Hace ahora un mes, centenares de organizaciones del llamado tercer sector se unieron para reclamar al Gobierno español una Ley de Participación Social y Mecenazgo que contribuya a hacer frente al crecimiento de las necesidades sociales. Esta legislación, cuya importancia queda restringida a menudo a la promoción de las actividades culturales, contribuiría de manera determinante a estimular el apoyo del sector privado a los esfuerzos contra la pobreza. Estas son algunas de las medidas que reclama el sector:
- Elevar sustancialmente las deducciones fiscales en el IRPF y el Impuesto de Sociedades para las donaciones de particulares y empresas.
- Deducir en la cuota del IRPF el 100% de los donativos que no superen ciertas cuantías menores (por ejemplo, 100 euros).
- Contemplar adecuadamente los beneficios fiscales de las donaciones en especie, particularmente de las donaciones de servicios.
- Equiparar los incentivos fiscales de las colaboraciones empresariales en actividades de interés general a los de las donaciones puras y simples.
Resulta difícil cuestionar la pertinencia de estas medidas cuando la crisis está desangrando a decenas de organizaciones sociales que ya no cuentan con el apoyo público. Pero conviene estar muy atentos a los riesgos de este nuevo modelo: cabe la posibilidad de que la entrada del sector privado se convierta en un juego de vasos comunicantes que justifique para algunos la retirada del sector público. Es fundamental establecer líneas rojas más allá de las cuáles la desaparición del Estado deja sectores enteros en manos de la arbitrariedad de un puñado de donantes privados. Como hemos comentado en este blog en alguna ocasióntodo el mundo quiere alimentar a un niño pero no todos entienden porque los drogodependientes necesitan apoyo.
Lo que es aún más importante, la contribución del sector privado debe comenzar por no complicar las cosas más de lo que ya están. Como se ponía de manifiesto en un interesante cruce de opiniones sobre filantrocapitalismo, publicado hace un par de años por el Instituto de Innovación Social de la Universidad de Stanford, algunos de los magnates que hacen hoy despliegue de su filantropía global se ocuparon en su momento con el mismo empeño de apuntalar las estructuras sociales y fiscales que provocaron el problema en primer lugar. Me hubiese gustado, por ejemplo, que los 27 empresarios británicos que remitieron la carta a David Cameron hubiesen incluido una postdata relativa al entramado de paraísos fiscales del que sus empresas se benefician cada año de manera obscena. Lo demás se parece mucho a disparar con pólvora ajena.

14 de febrero de 2013

¿Fueron felices y comieron perdices? Las frustraciones del mito del amor romántico


Ana Requena Aguilar 13/2/2013

Una de las fotos de la serie 'Princesas Caídas' de Dina Goldstein.
Que la pareja es el mejor estado posible, que en las relaciones no caben las dudas o los conflictos, que todo es para siempre...
La sociedad promueve un ideal que no se corresponde con la realidad, que genera frustraciones y confusión
"Al final, el amor acaba teniendo una importancia desmesurada", dice la escritora Beatriz Gimeno
Cenicienta y su príncipe azul se casaron, fueron felices y comieron perdices. Lo mismo sucedió con Blancanieves, Ariel la Sirenita o Bella y con tantas otras princesas de cuentos y películas. Pero ¿qué pasó el día siguiente a la boda?, ¿y dos años después?, ¿y diez años? ¿Seguían felices? ¿Compartían las tareas domésticas? ¿Respetaban sus carreras profesionales? ¿Se seguían atrayendo? ¿Cómo solucionaban sus problemas?
El día de San Valentín pone en evidencia que el mito del amor romántico y los tópicos que lo rodean siguen extendiéndose como la pólvora. "El amor no es malo, lo que es malo es mantener un ideal de amor que no se corresponde a la realidad, un amor que se considera que si es de verdad, será para siempre, en el que no caben dudas o contradicciones, en el que no hay momentos en que quieras y otros que no, un amor en el que pasas del enamoramiento a pasar toda la vida juntos. Esas ideas crean confusiones y frustraciones. Los cuentos y las películas se acaban con la boda pero nadie nos dice qué pasa después", explica Ianire Estébanez, psicóloga y autora de 'Mi novio me controla lo normal', un blog en el que desmonta los mitos del amor romántico.

*** Fort Apache ***

-- Derechos Humanos --

-- Libia, el infierno de la migración africana --

-- La Carta de la Tierra --

La Dictadura del Hambre-Los Bilderberg-Cidinha Campos-Mayor Zaragoza-José María Gay-El Chojin

Music for all

*** My music and other videos on YouTube ***

Hierbas, Plantas, Especias (Medicinales y Culinarias), y alimentos poco sanos

-- Por qué no estalla una Revolución --

"La información ya no tiene relevancia"

Estos últimos años se han hecho públicas informaciones de todo tipo que deberían haber dañado la estructura del Sistema hasta sus mismísimos cimientos y sin embargo la maquinaria sigue intacta, sin ni tan solo un arañazo superficial. Y esto pone de manifiesto un hecho extremadamente preocupante que está sucediendo justo ante nuestras narices y al que nadie parece prestarle atención. El hecho de que SABER LA VERDAD YA NO IMPORTA.

Parece increíble, pero los acontecimientos lo demuestran a diario. La información ya no tiene relevancia.

Nuestro cerebro se ha convertido en un drogadicto de la información rápida, en un yonqui ávido de continuos chutes de datos que ingerir, a poder ser pensados y analizados por cualquier otro cerebro, para no tener que hacer el esfuerzo de fabricarnos una compleja y contradictoria opinión propia. Porque odiamos la duda, pues nos obliga a pensar, ya no queremos hacernos preguntas, solo queremos respuestas rápidas y fáciles. Somos y queremos ser antenas receptoras y replicadoras de información, como meros espejos que rebotan imágenes externas, pero los espejos son planos y no albergan más vida en ellos que la que reflejan proviniendo del exterior.

Para emprender una transformación profunda de nuestro mundo, para iniciar una auténtica Revolución que lo cambie todo y nos lleve a una realidad mejor, deberemos descender hasta las profundidades de nuestra psique, hasta la sala de máquinas, donde están en marcha todos los mecanismos que determinan nuestras acciones y movimientos. Ahí es donde se está dirimiendo la auténtica guerra por el futuro de la humanidad. Nadie nos salvará desde un púlpito con brillantes proclamas y promesas de una sociedad más justa y equitativa, nadie nos salvará sólo contándonos la supuesta verdad, ni desvelando los más oscuros secretos de los poderes en la sombra.

Es pura lógica: No hay revolución posible sin una transformación profunda de nuestra psique a nivel individual, porque nuestra mente está programada por el Sistema. Y por lo tanto, para cambiar ese Sistema que nos aprisiona, antes debemos desinstalarlo de nuestra mente.

http://economiazero.com/por-que-estalla-una-revolucion/

-- Todo lo que deberías saber sobre el Fracking --

--- La mayor estafa de la historia de España se llama Electricidad ---

-- Plataforma en Defensa de la Libertad de Información --

-- Casos Aislados --

La Ley es todo. Nuestras leyes nos retratan y definen lo que somos en convivencia

La Ley es todo. Nuestras leyes nos retratan y definen lo que somos en convivencia
En el año 1985 un drástico cambio legislativo atribuyó al Parlamento la elección de todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)

--- Las empresas del IBEX35 bajo lupa ---

El paro y la precariedad no son problemas individuales, son problemas colectivos

-- Jean Ziegler - Vicepresidente de la ONU --

“No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”.

“La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”.

Los teóricos del neoliberalismo, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros.

El neoliberalismo delictivo, “se cura con política”.

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-- Compromiso de todos --

-- Olivier de Schutter - Relator de la ONU --

“Con la comida que se tira podrían alimentarse 2.000 millones de personas”

”La mitad del cereal producido en el planeta es para satisfacer la demanda de consumo de carne. Hay un sobreconsumo de carne absolutamente insostenible”

http://esmateria.com/2014/04/25/con-la-comida-que-se-tira-podrian-alimentarse-2-000-millones-de-personas/

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-- El beneficio de los alimentos naturales --

*** Parada obligatoria ***