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8 de septiembre de 2012

No nos representan


Rosa María Artal - 7 de septiembre de 2012
Hay una indignación ciudadana contra los políticos de cuyas dimensiones ellos mismos no parecen ser conscientes. Lo cierto es que llega un otoño cargado de protestas, ira creciente de múltiples matices, conviviendo con quien aparentemente muestra la actitud del cordero que se dirige a su sacrificio por propia voluntad no viendo otra salida.
El denominador común culpabiliza a los políticos de lo que ocurre. Mes tras mes se sitúan como el tercer problema para los españoles y el rechazo (en bloque) a su labor crece por momentos. No sin razón. Les hemos elegido para representar nuestros intereses y no parecen querer o saber frenar a la exclusiva minoría que impone sus normas sobre todos. Nuestras desdichas desaparecían en buena parte si los políticos cumplieran su misión y trabajaran para la soberanía popular. No para mantener privilegios de unos pocos –los de ellos incluidos–.

De hecho, esta tenebrosa época podría culminar en un Núremberg para juzgar a sus responsables. El descrédito de los políticos representa, entretanto, un serio peligro para la democracia que puede acarrear males aún mayores. 
Es inaplazable regenerar la política y los partidos, y en esa tarea deberían ser ellos los primeros interesados. Aunque no únicamente. Se hace preciso remozar el viejo edificio parlamentario del XIX con las puertas abiertas de la participación, real ya en la sociedad más comunicada de la Historia. Urge hacer cambios. Cuando las bases de la democracia tiemblan, emergen peligrosas perversiones. Fascismos, populismos y, de cuño más reciente, tecnocracias dando forma oficial a la idea de que los países son empresas dedicadas al lucro y no una unión de ciudadanos cuyas vidas y derechos son lo primero a mantener y acrecentar.

A Mariano Rajoy y su equipo se les está cayendo España a pedazos. Con una rapidez solo pareja a su empeño en cambiar el modelo social a su imagen y semejanza. Ni una cifra se les mantiene en pie. Y, además, se han gastado todo el presupuesto en siete meses, mientras huye el capital despavorido –en palmaria muestra de desconfianza–, al punto de récord: 219.817 millones de euros en el primer semestre, cuando en el mismo periodo de 2011, entraron 22.457. Demasiada basura acumulada en los sótanos de este desgraciado país emerge ahora, batida en los despropósitos continuos.
Como los impuestos a las grandes fortunas, o las subvenciones a la Iglesia católica, y otro sin fin de capítulos, no se pueden tocar, el PP va como un borracho en un incendio, tapando fuegos… con la gasolina de los recortes –muy precisos en el orden ideológico– y las subidas de impuestos. ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo? A Portugal tampoco le cuadran las cuentas. A Grecia menos.  Ese es nuestro futuro. Las políticas neoliberales solo funcionan en sueños.
Los espejismos de la visita de Merkel o de la “ayuda” del BCE de Draghi no solucionarán los agobios de la población. El nuevo rescate –para el que ya han inventado un nuevo eufemismo: “precautorio”–, no deja de ser un crédito, a devolver con contrapartidas (a estas las han llamado “estrictas” para que no quepa duda). Las ideas fuerza son “austeridad” y “reformas”, o sea, recortes, más recortes. En estas circunstancias, las convulsiones sociales, el propio incumplimiento del programa del PP, podrían, quizás deberían, propiciar un adelanto electoral. Y es un escenario a contemplar para estar prevenidos y actuar en consecuencia.
Y ahí volvemos al principio: no nos representan, la política está desprestigiada, el manido –e injusto– “todos son iguales”. No es camino, aunque, realmente, el panorama se presenta bastante sombrío y los principales implicados no dan la impresión de estar tomando conciencia del problema.
Como el PP de Rajoy en su día, el PSOE de Rubalcaba parece aguardar el desgaste del contrario. Por completo alejado de la indignación que sienten sus votantes, se contenta con una oposición “calmada” e “institucional”. Y además le pesan las políticas neoliberales que aceptó aplicar. Ambos partidos bajarán presumiblemente en votos.
Lo mismo que en esa Grecia con la que compartimos la tolerancia social a la corrupción –que siempre se paga– y su apuesta por el turismo como principal motor económico, el voto se fragmentará. IU subirá, aunque parece tener un techo porque también precisa renovación interna y porque solo destacan en la formación unas pocas brillantes individualidades, no hay mujeres entre ellas, y se oscurece el trabajo continuo en las instituciones en las que participa.
Podría ascender notablemente esa amalgama ideológica y de personas que se aglomera bajo las siglas de UPyD y que solo parece tener como argamasa el populismo y el nacionalismo español. Al Equo silenciado en la anterior campaña electoral se le frenó en la salida y no parece despegar, habrá que ver. Incrementarían sus votos, sin duda, los nacionalismos como respuesta a la actitud que ha venido teniendo con algunas comunidades el PP. Todo ello expresado como opinión personal.
Un país ingobernable o muy dividido en el voto, en el que como a los griegos se nos atemorizaría con diluvios universales si osáramos salir de la pauta marcada, lo que no hace sino prolongar la agonía. Son otras soluciones las que hay que buscar. Se dictan –con escasa audiencia mediática, es cierto– a diario, desde el punto de vista del bienestar de la sociedad en su conjunto.
Mucha gente está algo así como “Esperando a Godot”, el mítico personaje de Samuel Beckett… que nunca apareció. Un nuevo partido o coalición ilusionantes disiparía la depresión social que nos embarga. Algunos movimientos se están dando, no de envergadura por el momento.
Queda el 15M. La sociedad que se apuntó a escuchar, saber, hablar y compartir. La que hasta en un 66% se pasó por las plazas para asistir al prodigio, también era 15M. Y sigue estando ahí con su indignación creciente, con su desconcierto, con ganas de desterrar tanto atropello. Desde el poder se piensa en multas y palos para acallarla. Y eso hace mella en un sector decisivo. Cuarenta años de ser educados en la ignorancia, la sumisión, el infantilismo y el miedo han dejado un poso social, siquiera imperceptible en algunos casos.
La progresión del deterioro de España, de las condiciones de vida y derechos de sus ciudadanos, exigen soluciones. Democráticas, absolutamente democráticas. Los partidos harían bien en bajarse del Olimpo en el que –algunos, muchos– viven y tomar medidas para regenerarse porque solo así llegarán a los ciudadanos.
El 15M ha de pasar a una nueva fase que prime la efectividad. Y la sociedad en general pensar que está en sus manos más que en ningunas otras cambiar del destrozo a la construcción positiva. A través de informarse primero, de utilizar sin descanso el pensamiento crítico y la reflexión, exigir a sus representantes, primar lo que une sobre lo que separa, pensar en el bien común y actuar como seres adultos. Es decir, el civismo, la democracia.

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"La información ya no tiene relevancia"

Estos últimos años se han hecho públicas informaciones de todo tipo que deberían haber dañado la estructura del Sistema hasta sus mismísimos cimientos y sin embargo la maquinaria sigue intacta, sin ni tan solo un arañazo superficial. Y esto pone de manifiesto un hecho extremadamente preocupante que está sucediendo justo ante nuestras narices y al que nadie parece prestarle atención. El hecho de que SABER LA VERDAD YA NO IMPORTA.

Parece increíble, pero los acontecimientos lo demuestran a diario. La información ya no tiene relevancia.

Nuestro cerebro se ha convertido en un drogadicto de la información rápida, en un yonqui ávido de continuos chutes de datos que ingerir, a poder ser pensados y analizados por cualquier otro cerebro, para no tener que hacer el esfuerzo de fabricarnos una compleja y contradictoria opinión propia. Porque odiamos la duda, pues nos obliga a pensar, ya no queremos hacernos preguntas, solo queremos respuestas rápidas y fáciles. Somos y queremos ser antenas receptoras y replicadoras de información, como meros espejos que rebotan imágenes externas, pero los espejos son planos y no albergan más vida en ellos que la que reflejan proviniendo del exterior.

Para emprender una transformación profunda de nuestro mundo, para iniciar una auténtica Revolución que lo cambie todo y nos lleve a una realidad mejor, deberemos descender hasta las profundidades de nuestra psique, hasta la sala de máquinas, donde están en marcha todos los mecanismos que determinan nuestras acciones y movimientos. Ahí es donde se está dirimiendo la auténtica guerra por el futuro de la humanidad. Nadie nos salvará desde un púlpito con brillantes proclamas y promesas de una sociedad más justa y equitativa, nadie nos salvará sólo contándonos la supuesta verdad, ni desvelando los más oscuros secretos de los poderes en la sombra.

Es pura lógica: No hay revolución posible sin una transformación profunda de nuestra psique a nivel individual, porque nuestra mente está programada por el Sistema. Y por lo tanto, para cambiar ese Sistema que nos aprisiona, antes debemos desinstalarlo de nuestra mente.

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En el año 1985 un drástico cambio legislativo atribuyó al Parlamento la elección de todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)

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El paro y la precariedad no son problemas individuales, son problemas colectivos

-- Jean Ziegler - Vicepresidente de la ONU --

“No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”.

“La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”.

Los teóricos del neoliberalismo, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros.

El neoliberalismo delictivo, “se cura con política”.

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-- Compromiso de todos --

-- Olivier de Schutter - Relator de la ONU --

“Con la comida que se tira podrían alimentarse 2.000 millones de personas”

”La mitad del cereal producido en el planeta es para satisfacer la demanda de consumo de carne. Hay un sobreconsumo de carne absolutamente insostenible”

http://esmateria.com/2014/04/25/con-la-comida-que-se-tira-podrian-alimentarse-2-000-millones-de-personas/

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-- El beneficio de los alimentos naturales --

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