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17 de agosto de 2012

Políticos profesionales, profesionales políticos



Zona Crítica. Un blog de eldiario.es
Borja Ventura 
16 agosto 2012
Político, regularmente, se nace. Son más bien pocos los que, desde una carrera profesional más o menos brillante, dan el salto a la gestión pública y, en la mayoría de casos, no suele funcionar. Ahí está la exministra González-Sinde, que venía del mundo del cine y se convirtió en una de las políticas más denostadas de la pasada legislatura por su postura sobre los derechos de autor. O César Antonio Molina antes que ella, que aparcó su carrera literaria antes de tomar la cartera. O Manuel Pizarro, presidente de Endesa cuando la OPA, fichaje estelar de Rajoy en las elecciones de 2008 y finalmente un bluf político. Son sólo tres ejemplos recientes, pero hay decenas más. Para triunfar, sin embargo, el camino de la militancia es el que mejor funciona y, al terminar la etapa, un salto a la empresa privada ¿Tiene que ser así?
Lo más normal para llegar a triunfar en estos días en política es contar con una dilatada trayectoria como militante a las órdenes del partido o, en los tiempos que corren, teniendo la formación que mejor encaje en el momento oportuno. Lo primero funciona especialmente bien en nuestro país, donde muchos de nuestros representantes han carecido de trayectoria profesional porque han dedicado toda su vida a las siglas que defienden. De la militancia precoz al paso por las Juventudes, de ahí a cargos municipales menores y, si todo va bien, el salto al ruedo nacional. Al final el peligro es ese, que defiendan las siglas más que al interés general. 

O, directamente, sumar cargos políticos hasta llegar a la primera línea de la política. El presidente del Gobierno lleva desde 1983, con 27 años, empalmando cargos públicos: presidente de Diputación, vicepresidente de la Xunta, diputado, miembro de la Ejecutiva Nacional del PP, ministro, vicepresidente y ahora, tras años como presidente de su partido, presidente del Gobierno. Aprobó la plaza de registrador de la propiedad con 24 años y aún hoy figura como titular sin haber ejercido a dedicación plena más que tres años.
Su antecesor siguió un camino parecido: Zapatero se afilió al PSOE con 19 años y desde los 26 estuvo de diputado, además de añadir otros cargos como el de secretario general del PSOE castellanoleonés, liderar el partido a nivel nacional o, después y sin paso previo por Ministerio alguno, presidir el Gobierno.
El camino es el mismo para todos los que han vivido en La Moncloa. Aznarempezó con 29 años como diputado y de ahí a presidente de Castilla y León y de su partido hasta llegar a la presidencia del Gobierno. González entró en el partido con 20 años, entonces en la clandestinidad, y pasó a dirigirlo con 32 años; fue diputado desde los 35 años, recién estrenada la democracia, y el presidente del Gobierno más longevo hasta la fecha. Suárez ocupó cargos políticos desde los 26 años en el régimen franquista, desde la secretaría general del Movimiento hasta ser procurador, gobernador civil y ministro de Franco; ya en democracia fue presidente del Gobierno y después siguió como diputado.
Todos los presidentes del Gobierno que hemos tenido estudiaron Derecho en su día, sin duda la carrera con más proyección entre los dirigentes públicos, y todos se dedicaron por completo a la política. Y eso repasando sólo la lista de presidentes del Gobierno, que en el archivo de diputados y senadores de nuestra joven democracia hay centenares de ejemplos más. Los únicos altos cargos que ofrecen algo más de diversidad son los ministerios, en ocasiones asignados a profesionales independientes asociados a un partido determinado, o las secretarías de Estado, asignadas tanto a personas de confianza como a gestores destacados en cada rama profesional.
La segunda opción, la de la formación adecuada al momento, ha funcionado muy bien en el ámbito internacional si vienes, por ejemplo, de Goldman Sachs. La vinculación del banco de inversión con la Casa Blanca ha sido tal que dos secretarios del Tesoro, Henry Paulson con Bush y Robert Rubin con Clinton, vinieron de allí: el primero trabajó en la entidad entre 1974 y 2006 y el segundo, de 1966 a 1992.
También de Goldman llegó Robert Zoellick, actual presidente del Banco Mundial, o los italianos Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, y Mario Monti, primer ministro italiano que llegó al poder sin mediar elección alguna, entre otros altos cargos políticos.
El ejemplo más cercano que hay en nuestro país es el ministro De Guindos, exresponsable para Europa de Lehman Brothers. Aquí entre los altos cargos se lleva más lo de ser funcionario y, por concretar más, abogado del Estado: hay hasta quince en el Consejo de Estado.
¿Qué es mejor? ¿Un político que sabe de las intrigas políticas, con experiencia en las tripas de un partido desde su juventud, o un profesional con su carrera y su especialidad que deja su dedicación por un tiempo para aportar su conocimiento? ¿Un político profesional muestra más vocación que uno ocasional? ¿Es al revés?
Las preguntas sobre cómo ingresar en política no son las únicas, también hay muchas sobre cómo deben salir de ella ¿Deben renovarse sine die sus candidaturas, empalmando legislaturas en el cargo? ¿Es legítimo que alguien que ha tenido responsabilidades políticas acabe fichando como consejero de empresas a las que ha podido favorecer en el pasado con sus decisiones? ¿Son sus nóminas, regularmente abultadas, un sueldo aceptable mientras cobran su jubilación tras apenas unos años de servicio en el caso de algunos cargos públicos?
Muchos dirigentes, al abandonar la política, lo hacen con la cartera asegurada. Zaplana fichó por Telefónica, Acebes entró en Bankia, González y Salgado cobran de Endesa, Aznar de Gas Natural y News Corporation, Solbes cobra de Enel y Barclays, Narcís Serra estaba hasta hace poco en Gas Natural y Caixa Catalunya, Piqué dirige Vueling, Jordi Sevilla fichó por PriceWaterhouseCoopers, De Guindos vino de Lehman Brothers, Imaz se fue a Petronor al dejar la política… La lista de las relaciones de los expolíticos con las empresas es larga.
Algunos de ellos, además, dejaron la política para dar el salto a la apacible empresa privada cuando todavía eran jóvenes: María San Gil, expresidenta del PP vasco, dejó la militancia en el partido por discrepancias con sus dirigentes cuando tenía 43 años. Josu Jon Imaz tenía 44 años cuando cedió el testigo a Ibarretxe, que dejó la actividad política con 52 años tras ser lehendakari. El exministro Ángel Acebes dejó la carrera política con 50, los expresidentes Zapatero y Aznar con 51 cada uno, y los exministros Zaplana, Sevilla y Piqué con 52 años cada uno.
Otros se despidieron jóvenes, pero seguramente con la idea de volver. Es el caso de Leire Pajín, que a sus 36 años y siendo exministra sin haber trabajado fuera de su partido, anunció que dejaba “temporalmente” la política para trabajar en cooperación, aunque mantiene su cargo de vicesecretaria de organización del PSOE valenciano. También José Blanco, pendiente de un caso judicial en su contra, podría estar preparando su regreso como candidato a unas hipotéticas primarias en el PSOE gallego tras dejar la primera línea de la actividad políticacon 49 años.
Entonces en qué quedamos ¿Deberían trabajar hasta los 67 años para ganarse la jubilación que corresponde a los políticos? ¿Es mejor que salgan antes para renovar cargos? ¿La política debería ser cosa sólo de profesionales? ¿Deberían entrar más técnicos independientes?

 

Borja Ventura

Periodista digital y profesor en la Universidad Carlos III. Exjefe de coordinación en lainformacion.com y, antes de eso, coordinador en 20minutos.es. Colaborador en Tiempo y Yorokobu, entre otros. Ponente esporádico. Bloguero y tuitero

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"La información ya no tiene relevancia"

Estos últimos años se han hecho públicas informaciones de todo tipo que deberían haber dañado la estructura del Sistema hasta sus mismísimos cimientos y sin embargo la maquinaria sigue intacta, sin ni tan solo un arañazo superficial. Y esto pone de manifiesto un hecho extremadamente preocupante que está sucediendo justo ante nuestras narices y al que nadie parece prestarle atención. El hecho de que SABER LA VERDAD YA NO IMPORTA.

Parece increíble, pero los acontecimientos lo demuestran a diario. La información ya no tiene relevancia.

Nuestro cerebro se ha convertido en un drogadicto de la información rápida, en un yonqui ávido de continuos chutes de datos que ingerir, a poder ser pensados y analizados por cualquier otro cerebro, para no tener que hacer el esfuerzo de fabricarnos una compleja y contradictoria opinión propia. Porque odiamos la duda, pues nos obliga a pensar, ya no queremos hacernos preguntas, solo queremos respuestas rápidas y fáciles. Somos y queremos ser antenas receptoras y replicadoras de información, como meros espejos que rebotan imágenes externas, pero los espejos son planos y no albergan más vida en ellos que la que reflejan proviniendo del exterior.

Para emprender una transformación profunda de nuestro mundo, para iniciar una auténtica Revolución que lo cambie todo y nos lleve a una realidad mejor, deberemos descender hasta las profundidades de nuestra psique, hasta la sala de máquinas, donde están en marcha todos los mecanismos que determinan nuestras acciones y movimientos. Ahí es donde se está dirimiendo la auténtica guerra por el futuro de la humanidad. Nadie nos salvará desde un púlpito con brillantes proclamas y promesas de una sociedad más justa y equitativa, nadie nos salvará sólo contándonos la supuesta verdad, ni desvelando los más oscuros secretos de los poderes en la sombra.

Es pura lógica: No hay revolución posible sin una transformación profunda de nuestra psique a nivel individual, porque nuestra mente está programada por el Sistema. Y por lo tanto, para cambiar ese Sistema que nos aprisiona, antes debemos desinstalarlo de nuestra mente.

http://economiazero.com/por-que-estalla-una-revolucion/

-- Todo lo que deberías saber sobre el Fracking --

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La Ley es todo. Nuestras leyes nos retratan y definen lo que somos en convivencia

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En el año 1985 un drástico cambio legislativo atribuyó al Parlamento la elección de todos los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)

--- Las empresas del IBEX35 bajo lupa ---

El paro y la precariedad no son problemas individuales, son problemas colectivos

-- Jean Ziegler - Vicepresidente de la ONU --

“No puede ser que en un planeta con los recursos agroalimentarios suficientes para alimentar al doble de la población mundial actual, haya casi una quinta parte de sus habitantes sufriendo infraalimentación”.

“La hambruna ya es una realidad en las banlieues parisinas y el pueblo español también está sufriendo la pobreza, como el resto de Europa”.

Los teóricos del neoliberalismo, “nos han hecho creer que hoy en día la austeridad es la única política posible, pero sólo se aplica a la clase trabajadora y nunca a los banqueros.

El neoliberalismo delictivo, “se cura con política”.

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-- Compromiso de todos --

-- Olivier de Schutter - Relator de la ONU --

“Con la comida que se tira podrían alimentarse 2.000 millones de personas”

”La mitad del cereal producido en el planeta es para satisfacer la demanda de consumo de carne. Hay un sobreconsumo de carne absolutamente insostenible”

http://esmateria.com/2014/04/25/con-la-comida-que-se-tira-podrian-alimentarse-2-000-millones-de-personas/

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-- El beneficio de los alimentos naturales --

*** Parada obligatoria ***